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La Comisión exonera de mala gestión a un alto funcionario español

Xavier Vidal-Folch

La Comisión Europea exoneró ayer al español Santiago Gómez-Reino, ex director de ECHO -la Oficina de Ayuda Humanitaria europea-, de las acusaciones de mala gestión que acabaron con el equipo de Jacques Santer. La decisión fue adoptada por unanimidad tras un exhaustivo examen del Comité de Disciplina. Santer se despidió ayer de su puesto anunciando que apoyará a Romano Prodi desde el Parlamento.

La gestión de Gómez-Reino fue criticada por un informe de la UCLAF (Unidad de Lucha contra el Fraude) por varios parlamentarios en precampaña electoral y por buena parte de la prensa alemana, porque un funcionario de ECHO, Hubert Onidi, había evaporado unos 80 millones de pesetas en contratos ficticios. A Onidi se le sancionó con parte de su pensión. Todo eso auguró que el entonces jefe de Gómez-Reino, el vicepresidente Manuel Marín, saldría tocado en el dictamen del llamado Grupo de Sabios, que provocó la dimisión del Ejecutivo. Pero Marín salió indemne. Y ahora ocurre igual con Gómez-Reino. El Comité de Disciplina, formado por cinco directores generales, dictaminó unánimemente que Gómez-Reino "no ha faltado a sus obligaciones estatutarias", es decir, que no sólo está limpio de implicación en el fraude, sino también de cualquier falta. "El colegio de comisarios ha decidido mantener integralmente este dictamen" del Comité, según resolución adoptada ayer.

Gómez-Reino se mostró satisfecho de haber superado "este largo calvario" de meses. La decisión demuestra, según Marín, que "cuanto más se investiga sobre la ayuda humanitaria, más se pone en evidencia la utilización política que algunos hicieron" de un caso aislado de fraude. Y el presidente Santer alertó contra la lentitud de los procedimientos del Ejecutivo en estos casos, así como sobre que "algunos procedimientos no respetan adecuadamente los derechos de los funcionarios" investigados.

El expediente del comité disciplinario incorpora la doctrina de que la responsabilidad del alto funcionario es distinta que la del político. Aquél se debe a "una obligación de resultado", y sólo puede ser sancionado "si ha cometido personalmente una falta", y no sólo porque haya incurrido en ella un subordinado, como ha defendido el abogado Jean-Louis Dupont, el famoso letrado del caso del futbolista Bosman, mientras que la responsabilidad de los políticos es más general.

Tras presidir su última reunión de Comisión, Jacques Santer confesó ayer que sentía "cierta amargura" por el desarrollo de los hechos que acabaron con su mandato y reconoció sus "errores estratégicos", como la subestimación de la desazón parlamentaria frente al Ejecutivo. Pero prefirió recordar los éxitos de su quinquenio, como el nacimiento del euro, el inicio de negociación con el este de Europa y la aprobación de la Agenda 2000. Desde su nuevo puesto de parlamentario adscrito al Partido Popular Europeo (PPE) -del que ya fue presidente- aseguró que apoyará a su sucesor, Romano Prodi, porque "me preocupa que se perjudique el equilibrio institucional de la Unión".

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Presidencia de la Eurocámara

Precisamente ayer los dirigentes de los grupos parlamentarios liberal y del Partido Popular Europeo llegaron a un acuerdo para compartir la presidencia de la Eurocámara. El cargo será ocupado por la francesa Nicole Fontaine, primero, y por el jefe liberal Patrick Cox, irlandés, después. Si todos los parlamentarios de ambos grupos mantienen la disciplina, recogerán 283 de los 314 votos necesarios. Los socialistas europeos mantienen a su candidato, el portugués Mario Soares, e intentan allegar apoyos en otros grupos. La elección del presidente del hemiciclo se celebrará el próximo día 20 de julio.

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