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Un erial donde ya se pensó alojar a los magrebíes de Peña Grande

El aislado campo que acoge desde el sábado a unos 130 rumanos expulsados de Malmea formó ya antes parte de los planes municipales de realojamiento de inmigrantes chabolistas. En 1994, el consistorio madrileño, gobernado por el PP, ofreció este terreno (en concreto, una zona situada a unos metros de la vaguada donde ahora se encuentran instaladas las tiendas de campaña) para levantar en él viviendas prefabricadas donde alojar a las 207 familias magrebíes del poblado chabolista de Peña Grande (Fuencarral). Entre una y otra operación hay diferencias y similitudes. En ambos casos los desplazados son inmigrantes chabolistas que malvivían en el distrito de Fuencarral. Pero, en el caso de Peña Grande, el campamento previsto tenía un carácter permanente, y en el de los rumanos de Malmea se trata de una salida provisional para tres días.

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El Ayuntamiento tomó la decisión de llevar a los rumanos a esta vaguada tras las críticas recibidas por haberlos echado de Malmea enmascarando la expulsión como una operación de retirada de coches abandonados. Además, tras la incursión policial, estas familias acamparon en las inmediaciones del hospital La Paz.

Marcha atrás

El proyecto para Peña Grande nunca llegó a erfectuarse en este aislado terreno vecino del futuro barrio de Las Tablas y rodeado de vías férreas, industrias y torretas eléctricas. La Comunidad, entonces gobernada por el PSOE, echó marcha atrás porque temía consolidar un gueto. Existían ya suficientes experiencias negativas de poblados de realojamiento de chabolistas gitanos que habían ido marginalizándose. "¿Qué van a hacer aquí los doscientos menores de 14 años y los 35 chiquillos de menos de tres años que habitan en las chabolas?", se preguntaba alarmada Concepción López, una religiosa del Centro Social San Rafael, que atendía a los inmigrantes magrebíes. Tampoco a los afectados les gustó aquel lugar tan inhóspito y alejado. Sin tiendas ni vecinos en las inmediaciones.

El alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, era, sin embargo, partidario de albergar a los chabolistas en Las Tablas "por su propia seguridad y porque allí estarán mejor que donde están [Peña Grande]".

La solución al poblado de Peña Grande llegó a través de un programa de realojamiento de sus habitantes en pisos de alquiler subvencionados en parte por las instituciones. Pero el Ayuntamiento, la Comunidad y el Ministerio de Trabajo no dieron el pistoletazo de salida al plan hasta que un incendio arrasó las chabolas de 400 magrebíes. En 1997 el asentamiento era historia.

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