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"Mi furgoneta no se la llevan"

La Policía Municipal se presentó ayer en el asentamiento rumano de la N-I acompañada de varias grúas. Fueron para retirar los vehículos que estaban aparcados en la avenida de Burgos, junto al poblado, "porque molestaban al tráfico pesado, concretamente a los camiones de un taller próximo", explicó sobre el terreno uno de los agentes. Los rumanos afirman que los policías les presionaron para que abandonaran el lugar. Los agentes montaron dos vehículos de los rumanos en sendas grúas municipales. Los inmigrantes protestaron: "¡Mi furgoneta no te la llevas. No voy a dejar mi furgoneta", le gritó Joan Onorio, rumano de 20 años, casado y con un hijo, a un agente con la espalda pegada a la parte frontal de su vehículo.

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Los rumanos aseguraron ayer que los agentes no fueron sólo para ordenar el tráfico. Onorio afirmó que la presencia policial era muy numerosa: "Mucha, había mucha policía. Más de 20", afirmó. Los agentes, según la versión de este ciudadano rumano, les dijeron que se marcharan, pero no hicieron caso.

Un portavoz de la Policía Municipal de Madrid desmintió estas acusaciones y afirmó que la presencia de los agentes en el asentamiento provisional sólo obedecía a la necesidad de ordenar el tráfico en la zona.

Por si acaso, los rumanos no abandonaron sus vehículos durante el resto de la mañana. "No nos vamos de aquí porque tenemos miedo de que nos quiten las furgonetas", explicó Jorge María, de 25 años, casado y con cuatro hijos. "No hemos podido salir a vender La Farola para que no se llevasen de aquí nuestras furgonetas y ahora resulta que no tenemos dinero para ir a comprar comida", se quejaba Jorge María.

La policía, por su parte, mantuvo ayer que un grupo de unos 60 rumanos que llegó al asentamiento no figura en el censo del poblado de Malmea. Ese grupo, según los agentes, trató de infiltrarse entre los más de 100 que han sido realojados en las tiendas. "No tienen nada que ver con los que habitaban en Malmea", aseguró un portavoz policial a la agencia Efe. "Lo que no se puede permitir es que los rumanos que están aquí llamen ahora a otros y vengan todos para que se les dé realojamiento", explicó otro agente de la policía que estaba regulando el aparcamiento de las furgonetas de los inmigrantes.

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Elsa Beistegui, voluntaria de la organización no gubernamental Mundo Justo, explicó que ese grupo de 60 rumanos estaba censado en Malmea. "Son un grupo de rumanos de la ciudad de Timisoara que estaban asentados en la parte de abajo del poblado de Malmea. Se marcharon el jueves con el desmantelamiento. La policía les advirtió: "Si os vais ya no podéis volver. Si os vais os borramos del censo". Y ahora que han intentado volver no les han dejado", explicó Beistegui.

Este grupo acampó el sábado por la noche en una acera de la avenida de Burgos. Levantaron sus propias tiendas de campaña y desplegaron mesas y sillas. Preparaban la comida en cocinas de gas butano. Durmieron a la intemperie sobre los baldosines, abrigados con una manta. Otros compatriotas lo hicieron en las camas que llevan instaladas en el interior de sus furgonetas.

Con la lluvia de ayer, todos estos rumanos tuvieron que recoger sus enseres y poner a secar la ropa que se les había mojado.

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