_
_
_
_
Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El 'gospel' enardece Mendizorroza

Cada cosa a su tiempo. El domingo es día de culto en nuestra órbita y resulta ideal para que los festivales de jazz programen conciertos de gospel, la música religiosa afroamericana oficial. Vitoria siguió el precepto y convocó en su segunda jornada a The Blind Boys of Alabama, un grupo formado a finales de los años treinta en la localidad de Talladega, nombre algo inquietante que por sí solo parece sonar a sur profundo y a racismo enquistado. El histórico trío vocal, acompañado por bajo, batería y una pareja de guitarristas, forma ahora un equipo rudo y crudo, bien distinto a los que suelen verse: no se cubren con largas túnicas ni forman alineados como un coro de predicadores clónicos, quizá porque llevan casi 60 años en activo y han adquirido el derecho a saltarse ciertas convenciones. Salieron al escenario de Mendizorroza con el uniforme oficial todos menos uno, el líder, Clarence Fountain, a quien una inoportuna pérdida de maletas obligó a recurrir a una camisa neutra y a una cazadora de diario. No estuvo mal marcar la diferencia porque el único miembro superviviente de la formación original demostró ser también el más trabajador. Sometió a su garganta a pruebas físicas impropias de su edad y se pasó su buen cuarto de hora estrechando manos y repartiendo amor fraternal en el enardecido patio de butacas. De cerca se percibe que mantiene esa fuerza exclusiva de quienes tienen fe desde antiguo y siguen confiando.

Puede que las gafas de sol, las camisas rojo chillón de desmesuradas solapas y unas americanas que parecían prestadas por algún gánster de cuando la Ley Seca dieran al conjunto un aspecto no precisamente angelical, pero en cuanto empezaron a cantar a voz en cuello, el mensaje debió llegarles alto y claro a los mismísimos ángeles. Allá arriba también debieron pasarlo en grande con un repertorio variopinto, integrado por canciones tan serias y previsibles como Deep river, y tan insólitas como Si yo tuviera un martillo. El material de partida era lo de menos: el espectáculo estaba en comprobar cómo las imponentes voces contagiaban vigor y convicción y lo convertían todo en una plegaria imperiosa y encendida. Tan catártico resultaba el efecto que por momentos daba la impresión de estar escuchando a tres B.B. Kings pujar por el grito más áspero y potente.

A los cinco minutos de empezar, los venerables chicos ciegos de Alabama ya estaban invitando a la concurrencia a batir palmas, y ese tono jubiloso y participativo se mantuvo hasta el final. No dejaron espacio para espiritualidades pálidas ni blandenguerías artificiales, y cumplieron justo con lo que se espera de este tipo de música cuando se da fuera de la iglesia, su ambiente natural: incitar al baile y divertir por la vía más directa y primitiva.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_