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El anguitismo restó a la izquierda JORDI GUILLOT

Una de las incógnitas que algunos se planteaban antes de los comicios del pasado 13 de junio versaba sobre quién se quedaría con el espacio que habían ocupado históricamente primero el PSUC y después Iniciativa per Catalunya-Verds (IC-V). La ruptura de relaciones impulsada unilateralmente por Izquierda Unida con la consiguiente escisión dentro de IC-V, auspiciada directamente desde Madrid, propició que se generasen ciertas dudas sobre la paternidad de este espacio político y cuál era el verdadero peso del voto anguitista dentro de la formación ecosocialista. Desde el primer momento, el principal reto público que se marcó Esquerra Unida i Alternativa (EUiA), la escisión anguitista, fue ocupar este espacio político y electoral. Fueron muchas las declaraciones de sus dirigentes en ese sentido; y, para reforzarlas, fue frecuente la presencia en localidades catalanas del máximo líder estatal de la formación en el periodo preelectoral. Una vez superado el test que supone la convocatoria electoral, la incógnita ha quedado desvelada: la sentencia que ha emitido la ciudadanía en este sentido ha sido clara y categórica. EUiA superó por poco el 1% de los votos en la ciudad de Barcelona y en el ámbito de Cataluña no llegó ni al 2% de los sufragios. En cambio, contrariamente a los pronósticos anguitistas, en estas elecciones IC-V ha consolidado un espacio propio y se ha mantenido como cuarta fuerza política en el ámbito municipal por detrás del PSC, CiU y el PP. Ahora ya nadie podrá pensar que los 230.000 votos sumados por la izquierda verde son prestados o vienen de un liderazgo externo a la propia organización. Cuando los líderes de EUiA justificaron su marcha de Iniciativa per Catalunya-Verds adujeron que eran contrarios a las críticas que desde la formación catalana se formulaban al antisocialismo imperante en el discurso y en las tomas de posición de IU. Es bueno recordar que fue, en gran parte, a causa de esas políticas que la izquierda perdió en 1995, entre otras, las alcaldías de Córdoba y Málaga y la comunidad asturiana. Paradójicamente, los argumentos que en su momento utilizaron los anguitistas catalanes para justificar la escisión de IC-V son los que ahora les sirven para disculpar su fracaso electoral. La concurrencia del anguitismo en Cataluña no ha aportado nada al panorama de la izquierda. Han obtenido unos resultados mínimos y han sido incapaces de conservar la mayor parte de los escaños que se llevaron al marchar de IC-V. Lo único que ha propiciado su presencia electoral es que el espacio que representa Iniciativa per Catalunya-Verds no creciera en estos comicios, que la división generase desconfianza entre el electorado, que en algunos ayuntamientos con una larga tradición de gobiernos de izquierda no se revalidasen las mayorías absolutas e incluso que se perdiese la representación en otros consistorios. Algunos ejemplos de lo anteriormente dicho los podemos

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