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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Más sobre Altair

En Andalucía, el proceso de admisión del alumnado en los centros sostenidos con fondos públicos no universitarios está regulado desde el año 1996 mediante el Decreto 72/1996 de 20 de febrero y en él se establece que en ningún caso habrá discriminación en la admisión de alumnos y alumnas, entre otras, de sexo. En este sentido, la Consejería elaboró una orden de desarrollo de este decreto en la que se recoge, expresamente, que cada uno de los centros deberá informar a la comunidad educativa de que en el mismo se escolarizan tanto alumnos como alumnas. Asimismo, las instrucciones de la Viceconsejería de 9 de marzo de 1999 sobre planificación de escolarización en los centros docentes públicos y privados concertados no universitarios para el curso 1999/2000 recogen que las delegaciones provinciales deberán garantizar que en cada centro docente privado concertado se proporcione a la comunidad educativa la información a que se hace referencia en la citada orden, es decir, que se publicite que el centro puede acoger a niños y niñas. Por otro lado, tal como se recoge en cada uno de los documentos administrativos de formalización del concierto educativo que para los distintos niveles suscritos los centros concertados con esta Consejería al formalizar dichos conciertos, el titular del centro se ha obligado al cumplimiento de la normativa vigente en materia de admisión del alumnado y, explícitamente, a lo establecido en el citado decreto. La infracción de las normas sobre admisión de alumnos es causa del incumplimiento del concierto educativo, tal como establece el artículo 62.1 de la Ley Orgánica 8/1985 de 3 de julio, reguladora del Derecho a la Educación (LODE) y podría dar lugar a la rescisión del mismo.- Sebastián Cano Fernández. Director general de Planificación y Ordenación Educativa. Sevilla.

Al igual que

muchos ciudadanos demócratas, yo tampoco estoy de acuerdo en que los recursos públicos se empleen para financiar la promoción de conductas xenófobas. Por eso felicito al señor Pezzi, consejero de Educación de Andalucía, y le animo a que se mantenga firme en la defensa de la igualdad para que colegios con objetivos como los de Altair, de Sevilla, desaparezcan de los presupuestos de la Junta. El colegio Altair pretende que entre todos, es decir, con nuestros impuestos, financiemos una educación que excluye a las mujeres. Parecido a lo que hacen los talibanes... Pretenden separar a los niños de las niñas en edad escolar, y todos sabemos, por experiencia, que eso no da buen resultado, que negarle a los varones la posibilidad de conocer a las mujeres, comprenderlas desde niñas, es un flaco favor que se les hace. Y lo peor es que de esos niños, educados aislados como pretende el citado centro, no podemos esperar que en el futuro, cuando ejerzan sus responsabilidades sociales, actúen seguros de sí mismos, sin miedos ni tabúes. Lo más probable es que repitan las mismas pautas de conducta que sus padres hoy y serán unos inadaptados porque, sin lugar a dudas, las niñas, educadas en otros colegios, seguirán evolucionando normalmente, haciendo imparable el proceso de participación paritaria ya iniciado en occidente y los cambios que se producirán en las relaciones de hombres y mujeres ocurrirán sin su concurso. Serán hombres-lastre.- Carmela Gálvez Santiesteban.- Sevilla.

A Chic García

Deseo contestar la carta profesor Chic García, de la Facultad de Historia, aparecida el 25 de junio, en la que deja entrever un profundo desconocimiento de las necesidades y problemas del alumnado. El profesor Chic olvida que el derecho a una enseñanza digna viene expresamente enunciado en nuestra Constitución (artículo 27), para todos los españoles y es, ante todo, primordial atender a la demanda de plazas existente. Es, por tanto, lógica y consecuente la posición de múltiples delegaciones, como las de Historia o la de mi Facultad de Derecho, exigiendo una oferta que se acerque a la demanda de los estudiantes. Es evidente que coincidimos en la necesidad de un aumento del PIB destinado a la enseñanza, pero en lo que desde luego discrepamos es en la valoración de los gravísimos problemas que afectan a las facultades y escuelas españolas. Nuestra experiencia como alumnos nos ha mostrado que la baja calidad de enseñanza tiene su causa fundamentalmente en la escasa preparación y formación pedagógica exigida y mostrada por los docentes, así como la inadaptación de contenidos, manuales y programas al tiempo realmente disponible. A ello contribuye un lamentable sistema de valoración de conocimientos. Valga de ejemplo el hecho constatable de que los escasos buenos docentes de nuestra facultad explican ante una concurrida asistencia que en nada les impide alcanzar un nivel óptimo de comunicación, mientras que los profesores con deficiente preparación -mayoritarios en mi caso- se enfrentan a reducidísimos grupos de alumnos, sin que por ello mejoren el nivel de su docencia. En este contexto, la evaluación del profesorado por los alumnos es hoy ciertamente constructiva y necesaria, como también lo es el esfuerzo común por salvar los obstáculos que la masificación supone para una docencia de calidad.- Juan Fernández León. Estudiante de la Universidad de Sevilla. Mairena del Aljarafe (Sevilla).

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