_
_
_
_

Al calor de la "amatxu"

Mikel Ormazabal

Petre Osiceanum es un niño "encantador" de 11 años. Él y su hermano Alexandru, de siete años y "un poco más travieso", viven en Bucarest separados de sus padres. Hace una semana cargaron una pequeña maleta con lo más indispensable y cruzaron en avión los 3.000 kilómetros que separan la capital rumana de Rentería (Guipúzcoa). Nada más pisar territorio vasco comprendieron que empezaba una nueva vida para ellos. La transformación se obró en pequeñas cosas. Primero fue el paisaje, después la comida y, seguido, el trato con las gentes de aquí. Así sucesivamente hasta tomar conciencia de "lo bien que se vive aquí", afirma Petre, a quien resulta muy complicado extraerle una palabra, una frase y, menos aún, una sonrisa. Pero estos dos niños rumanos están felices y restan los días de julio como una desdichada cuenta atrás. Paqui Hoyos es ama de casa con mucho tiempo libre. Cuando vio un anuncio en demanda de familias dispuestas a acoger niños rumanos, lo pensó más de dos veces, pero al final dijo sí y ahora no se arrepiente por ello. Muy al contrario, está entusiasmada y feliz con el paso que dio. Es la primera vez que acoge a niños extranjeros y hace promesa de repetir esta experiencia el año que viene. Entretanto, la familia de Paqui, casada y madre de dos niños y una niña, ha hecho una piña alrededor de Petre, que tampoco pierde contacto con Alexandru, puesto que está hospedado en casa de María Teresa, hermana de Paqui. Estos días que coinciden con buen tiempo y fiestas en pueblos próximos a Rentería, Petre y Alexandru disfrutan de la playa, de la piscina y de los carruseles festivos. Petre domina un poco el inglés y casi nada el castellano, aunque "entiende muy bien". Paqui le define como un chico "comilón, tranquilo y educado". Es muy pudoroso, siempre se viste y desviste en privado, y muestra una especial predilección por la fruta. Está maravillado con las fiestas, las charangas de música, el ambiente de las calles. Sin embargo, su debilidad es la piscina, más que la playa. Paqui y María Teresa se dedican casi en cuerpo y alma a atenderles, "sin caer en la exageración porque no se trata de mantenerles a cuerpo de rey, sino de cuidarlos como si fuesen nuestros hijos", afirma la primera. A la vuelta de esta experiencia, Petre y Alexandru contarán en su Bucarest natal que "mereció la pena recibir tanto cariño en tan poco tiempo".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_