Los fabricantes de armas ligeras aumentaron un 25% en diez años
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) afirmó ayer que entre 1985 y 1995 el número de fabricantes de armas ligeras aumentó en un 25%, e hizo un llamamiento a los Estados para limitar la proliferación incontrolada de armamento y municiones. Según Cruz Roja, esta abundancia de material bélico provoca crecientes focos de tensión, prolongación de los conflictos y menoscabo de las leyes. El informe La disponibilidad de armas y la situación de la población civil en los conflictos armados advierte de los desastrosos efectos del comercio incontrolado de armas. Cornelio Sommaruga, director del CICR, afirma que la actual disponibilidad de armas ligeras y munición "debería considerarse como una apremiante preocupación humanitaria", porque queda en gran parte fuera del control internacional.
Pese a los importantes avances en prohibición y limitación del comercio de armas químicas, biológicas y nucleares, así como de las principales de carácter convencional, se ha prestado relativamente poca atención a las ligeras, que causan un mayor número de víctimas. El informe señala que se vendieron ingentes cantidades de armas cuando las principales potencias militares redujeron sus arsenales tras el final de la guerra fría, y cita el caso de Uganda, donde en 1996 un fusil de asalto costaba lo mismo que un pollo.
Falta de voluntad
El CICR considera que las restricciones internacionales se aplican sobre todo a las armas de destrucción masiva, pero no hay la misma contundencia contra las ligeras. El informe destaca que "es preocupante la incapacidad o la falta de voluntad que la comunidad internacional ha demostrado para aplicar los embargos de la ONU que tratan de impedir el tráfico de armas a las regiones en conflicto", incluso en los casos de mayor vulneración de los derechos humanos. El CICR exhorta a los Estados a reconocer que una de las principales consideraciones antes de proceder a la entrega de un arma es comprobar si el receptor acata el derecho internacional, cuyas normas tienen por finalidad limitar los efectos de la guerra sobre la población civil. Además, el estudio muestra que existe una "estrecha relación entre los altos niveles de disponibilidad de armas y los altos niveles de víctimas entre los civiles", tanto durante los conflictos como después de éstos.
En Afganistan, por ejemplo, las estadísticas de los hospitales de la Cruz Roja demuestran que el número de heridos por arma no disminuyó significativamente tras el cese de los combates. Y en una zona de Camboya atendida por un hospital del CICR la incidencia de heridos por arma aumentó tras la retirada de las fuerzas de la ONU, situándose en un nivel ligeramente más alto que a su llegada, al no conseguirse un desarme satisfactorio de las diversas facciones.
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