Roca se despide del Ayuntamiento de Barcelona y de la política
Fue la hora del adiós. El pleno celebrado ayer en el Ayuntamiento de Barcelona fue el último para muchos regidores. El adiós más especial fue el de Miquel Roca, que además de dejar el consistorio pone fin a su trayectoria política en una primera línea que se inició hace ya más de 20 años con la especial tarea de ser uno de los padres de la Constitución española. Roca ha sido el jefe de las filas de CiU en el Ayuntamiento barcelonés durante los últimos cuatro años y ahora será sustituido por Joaquim Molins. En 1995 compitió con Paqual Maragall a la alcaldia y, al igual que otros de sus antecesores, no consiguió imponerse a su rival socialista. Pero entonces, la lista que encabezó Roca consiguió 16 concejales para el consistorio barcelonés. Molins se ha quedado con sólo 10.
La oposición que ha llevado a cabo Roca durante estos cuatro años ha sido calificada como constructiva y marcada por un talante negociador.
Eso ha sido, precisamente, lo que le ha valido algunas críticas dentro de su propio partido, que no veía bien tanto guante blanco. Es más, el pésimo resultado obtenido por CiU en Barcelona se ha relacionado, por algún sector convergente, con la peculiar forma de ejercer la oposición municipal de Roca.
Acertado o desacertado
Su despedida fue sentida: "Esta Barcelona me ha hecho tal como soy. Me defino como un animal barcelonés, de la Barcelona que acepta la confrontación para ganarla con el diálogo, de la Barcelona que sólo se deja compartir porque no quiere ser de nadie en exclusiva y así no perder el gusto de ser de todos". Fiel a su estilo, el hasta ahora primer espada de CiU, defendió la política basada en el acuerdo, no en el enfrentamiento. "¿Acertada?, ¿desacertada? No lo sé. En todo caso, la política que yo quería hacer", dijo, y a continuación hizo una descripción de su paso por el Ayuntamiento: "Creo en el acuerdo y aquí lo he podido practicar; creo en la discrepancia y aquí he podido manifestarla; creo en el respeto y aquí me he sentido respetado, y espero haber sabido respetar; creo que las instituciones están por encima de los partidos y aquí me lo he permitido demostrar; creo que la ciudad es de todos y aquí lo he podido defender". Y a modo de reflexión -posiblemente dirigida a las voces críticas de algún sector de su partido-, Roca añadió: "Con razón, algunos pueden decirme que no es suficiente, que hace falta más. Pero confío en que nadie esperase de mí lo que mi trayectoria no avalaba".
Otros dos primeras espadas de la política municipal también dijeron adiós al consistorio de Barcelona: Eulàlia Vintró y Alberto Fernández Díaz -que se presenta como cabeza de lista del PP a las elecciones autonómicas del próximo otoño-que han sido regidores durante 16 y 12 años respectivamente.
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