En La Habana y con lo puesto

Una pareja de recién casados se embarcó el domingo en un avión de Iberia rumbo a Cuba en viaje de luna de miel. Cuando llegaron al aeropuerto de La Habana, esperaron dos horas delante de las cintas transportadoras a que sus maletas apareciesen. Pero nada. Llevan tres días buscando su equipaje. Llevan los mismos pantalones vaqueros con los que se embarcaron en Madrid. Se han comprado dos guayaberas para tener una muda limpia. Todas las noches, antes de irse a la cama, se limpian las camisas y la ropa interior a mano en el lavabo de la habitación del hotel. No han podido ir a la playa ni a la piscina del hotel porque sus bañadores están en las maletas. Pero no están solos en la desventura. Otros 218 turistas españoles que viajaron a Cuba de vacaciones lo hicieron sin equipaje por culpa de las compañías. Iberia explicó ayer que el equipaje de los 60 viajeros del vuelo IB-6625 Madrid-La Habana, del día 27, venía de otros aeropuertos de España y de Milán y salió con un día de retraso respecto a sus propietarios con destino a Cuba. El vuelo de Cubana de Aviación partió el lunes 28 rumbo a La Habana sin las maletas de 160 pasajeros. Este periódico trató ayer, sin éxito, de conseguir la versión de la compañía sobre la pérdida de equipaje. Cubana de Aviación pidió a Iberia que le llevara las maletas en uno de sus vuelos, pero la compañía española le contestó que sus vuelos iban llenos de equipaje y que hasta que no tengan un hueco no las podrán mandar.

Joan Truñó, 36 años, comercial, y María Teresa Alba, de 34, ejecutiva de cuentas de otra empresa de transportes, se casaron el viernes pasado en el Ayuntamiento de Manzanares El Real. Habían preparado minuciosamente la boda y su viaje de luna de miel. Se compraron "ropa fresca", bañadores y demás artículos de playa. No los han podido estrenar. Truñó añora el traje con el que se casó, que iba dentro de su maleta desaparecida: "Lo compré para la ocasión y costó 80.000 pesetas".

"El viaje comenzó mal", recuerda desde el hotel Melia Cohiba de La Habana. "Con el caos típico de Barajas, el avión salió una hora y media tarde". Pero lo peor estaba por llegar. "En el aeropuerto cubano estuvimos más de dos horas esperando a que salieran las maletas por la cinta transportadora, pero no salió nada". Un autobús les fue a buscar al aeropuerto para llevarles al hotel. Estaba pagado y formaba parte del paquete del viaje organizado. "Lo perdimos porque nos tuvimos que quedar en el aeropuerto para ver si las maletas salían de una vez", relata Truñó.

El matrimonio y otras 50 personas se presentaron en una ventanilla de atención a los pasajeros del aeropuerto cubano. "Allí pusimos una denuncia conjunta. Nuestro equipaje había desaparecido", explica María Teresa Alba. Ella y su marido se pasaron el lunes llamando por teléfono al aeropuerto de La Habana para ver si aparecían sus cuatro maletas. "Esa noche íbamos a ir al espectáculo de Tropicana, pero no teníamos ropa. Allí no te dejan entrar en vaqueros", se lamenta.

Su programa vacacional del martes comenzaba muy temprano, a las 5.30 tenían que coger un vuelo que les iba a llevar a unas playas de ensueño, en un paraje de la costa llamado Cayo Coco. "Ahora deberíamos estar tumbados en una hamaca en la playa, con un daikiri en la mano. En cambio nos hemos pasado toda la mañana en una comisaría de La Habana, viéndole la cara a un policía para poner una denuncia que no hemos podido poner porque la policía nos ha dicho que las denuncias sólo se pueden poner ante lo que llaman la guardia cubana", añade Truñó. "El viaje parecía muy bonito, pero nos lo han destrozado. Tenemos que pagar 170 dólares de teléfono en el hotel, una noche extra por la habitación y hemos perdido todas las actividades programadas".

A las 13.15 de ayer, hora cubana (las 19.15 en Madrid), el conserje del hotel donde se hospeda el matrimonio recibió una llamada del aeropuerto: "Me dijeron que el equipaje de Iberia desaparecido llegó. Ya pueden recogerlo", explicó. Los viajeros de Cubana de Aviación esperan que Iberia haga un hueco en sus bodegas para recibir sus maletas.