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El PSC compite con CiU en pedir ayudas fiscales a las empresas en los presupuestos del Estado

Enric Company

Siguiendo la línea marcada por Pasqual Maragall en la batalla por conseguir el apoyo de sectores empresariales a su candidatura a la Generalitat, los socialistas catalanes defenderán en el debate de los presupuestos generales del Estado para el año 2000 la introducción de medidas fiscales para apoyar a las empresas. Los socialistas propondrán también enmiendas que en conjunto representarían, en caso de ser aceptadas, comprometer unos 210.000 millones de pesetas en inversiones del Estado para grandes infraestructuras en Cataluña durante los próximos cinco años.

El primer secretario del PSC, Narcís Serra, criticó ayer en Madrid que el Gobierno de Jordi Pujol persista este año en "la técnica del pellizco" a la hora de negociar con el Gobierno de PP su voto a los presupuestos. Los nacionalistas se han fijado como objetivo conseguir 14.500 millones para mejorar la financiación de la policía autonómica, unos 2.000 millones para subvencionar la rebaja de peajes de autopistas (mediante la reversión a Cataluña del 7% del IVA) y unos 4.000 millones para mejorar la financiación de la sanidad. En la propuesta de prioridades de los socialistas catalanes para los presupuestos del Estado del año 2000, figura en primer lugar destinar 24.000 millones de pesetas adicionales a Enseñanza para atender la implantación de la reforma educativa. En segundo lugar, el PSC propone que en vez de centrar la negociación en el porcentaje que le corresponde a Cataluña del total de inversiones del Estado, como hace CiU, las inversiones se determinen en función del plan plurinual a que se comprometió en diciembre de 1998 el ministro de Fomento, Rafael Arias-Salgado. Conexión del AVE En ese plan deben figurar, según detalló la diputada socialista Mercedes Aroz, la construcción del AVE hasta conectar con Francia, incluida la estación de la Sagrera; la ampliación del aeropuerto de Barcelona; la realización de los proyectos vinculados al Fòrum 2004; la ampliación de los puertos de Tarragona y Barcelona; las obras incluidas en el plan de carreteras que dependen del Estado; las inversiones en el canal Segarra-Garrigues y el plan de las rieras del Maresme; la mejora del aeropuerto de Reus; los convenios del transporte público y la vivienda social en Barcelona, y la participación del Ministerio de Fomento en el mantenimiento de la Ronda del Litoral. Además de las propuestas estrictamente económicas, el PSC pretende que los presupuestos 2000 incluyan también otras de amplio alcance político. Una de ellas es la supresión del peaje de la autopista B-30 (Mollet-El Papiol) y transitoriamente, mientras haya obras en la N-340, en los tramos del Altafulla-Vila-seca, ronda de Tarragona, y en la A 2 entre Barcelona y Lleida hasta que entre en servicio el tramo Cervera-Igualada de la N-II. Otra es acelerar la negociación para aprobar el proyecto de Carta Municipal de Barcelona. Y una más es la propuesta de declaración de interés general para las obras que deban resolver el déficit de agua de Cataluña, sea el trasvase del Ebro, del Ródano o la desalinización. Por último, pero en esta ocasión con una significación peculiar, porque es la primera vez que lo hacen, los socialistas proponen ayudar fiscalmente a las empresas para impulsar a las que aspiran a internacionalizarse y para incentivar a las que quieran invertir en investigación y desarrollo (I+D). El PSC propone que las inversiones destinadas a la internacionalizaciónj sean deducibles en el impuesto de sociedades y que para las empresas que inviertan en I+D el total deducible en este impuesto sea del 50% (el 35% para las actividades de I+D y el 15% para el resto de las deducibles). Serra destacó ayer al presentar estas propuestas que llegan en un momento en que pueden ser especialmente importantes,porque la esperanza del PSC es que Maragall sea el presidente de la Generalitat a partir del otoño y porque CiU "nunca habían negociado presupuestos del Estado desde posiciones tan débiles como las actuales". Serra reiteró que Pujol está en manos de Aznar desde que "entregó su arma negociadora al anunciar que votaría los presupuestos del 2000" y desde que perdió el control del calendario electoral. Todo eso hace que CiU y Pujol enfoquen ahora esa negociación, afirmó, como una oportunidad para arrancar "pellizcos" que den la sensación de que han conseguido algo. "Todos sabemos que Aznar tiene cogido a Pujol, porque si CiU no vota el presupuesto, coincidirán las elecciones generales y las catalanas". Y eso sería, dijo, "el fin de Pujol".

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