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Vicente Sala elude pronunciarse sobre la fusión con Bancaixa ante la asamblea de la CAM

No puede hablarse de fusión con Bancaixa porque ésta no se ha planteado en el consejo de administración de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM). Así respondió el presidente de la entidad, Vicente Sala, a las preguntas sobre la hipotética operación de alianza que sindicatos y Esquerra Unida le lanzaron ayer durante la asamblea semestral de la entidad, una reunión que aprobó las cuentas de 1998 con unos beneficios antes de impuestos de 24.000 millones de pesetas. El consejero por el PSPV, Martín Sevilla, dijo que la operación de fusión está "inmadura".

Con mucha prudencia, el presidente territorial de Murcia y vicepresidente primero de la CAM, Francisco Javier Villamón, declaró al término de la asamblea que desde Murcia se ve con "preocupación y cierto malestar" la hipotética alianza con la entidad de ahorro valenciana. No obstante, y en la línea del presidente, indicó que "antes de casarse hay que tener novia", y se mostró partidario de que tanto la alianza con Bancaixa como cualquier otra cuestión de relevancia que afecte a la CAM se aborde en sus órganos de dirección. "Yo no estoy ni a favor ni en contra de algo que no se sabe si puede ser bueno, malo o regular", puntualizó el único dirigente de la entidad que se detuvo a hablar con los medios de comunicación. Hasta tres veces escuchó Vicente Sala en la asamblea de ayer la pregunta sobre la posible fusión con la caja valenciana. Respondió lo mismo y con idéntico laconismo a los miembros de los sindicatos CGT y UGT y a la representante de Esquerra Unida: "No puede hablarse de un asunto que no se ha planteado en el consejo de administración". O lo que es lo mismo: oficialmente no existe tal fusión. De esta forma, Sala eludió pronunciarse sobre un debate que cada vez adquiere mayor presencia e incertidumbre, tanto en la calle como en la parte social de la CAM y en los medios de comunicación. El consejero por el PSPV, Martín Sevilla, dijo que la operación "está inmadura", y reiteró que en estos momentos carece de argumentos que le lleven a pensar que la CAM mejorará si se alía con Bancaixa. Por otro lado, la asamblea aprobó una propuesta del consejo de administración para destinar a la obra social de la entidad 3.800 millones de pesetas de los resultados obtenidos en 1998, 500 millones más de los que se trasvasaron durante el anterior ejercicio. La cuenta de resultados consolidada del Grupo CAM ha ascendido a 4.226 millones de pesetas, que se añaden a los 24.047 millones generados por la propia empresa, todos ellos antes de impuestos, según informó el director general de la entidad, Juan Antonio Gisbert. Éste aseguró que 1998 ha sido un año "complejo" para las cajas debido al descenso de los tipos de interés y a la competencia en el sector. En su informe, el presidente de la CAM subrayó que las mejores perspectivas de crecimiento económico se van a dar en el subsector de la construcción, mientras que el resto del sector industrial "desacelerará su tasa de crecimiento", y la agricultura mantendrá esa tasa en niveles moderados. Sala defendió la adopción de diversas estrategias para afrontar el reto del futuro: procesos de diversificación geográfica, de mayor control de riesgos, de reducción de costes o de continuas innovaciones en la gestión comercial. Un grupo de ex empleados de la caja de ahorros, agrupados en la asociación CECAM, se concentró en la puerta del edificio donde se celebró la asamblea para exigir contratos fijos. Arropados por representantes de la CGT, lamentaron que la CAM haya prescindido de ellos sin que se les hayan "explicado los motivos de los despidos".

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