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Pedro Solbes se va a Bruselas

El presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, ha aceptado incorporar a su equipo de comisarios a la ex ministra de Agricultura, Loyola de Palacio y al ex ministro de Economía en el último gobierno socialista, el valenciano Pedro Solbes. Ambos han sido propuestos por el presidente Aznar. Durante la pasada campaña electoral, cuando salió el nombre de Pedro Solbes como probable candidato a formar parte de la Comisión Europea que presidirá el italiano Prodi, un jovencito de estos del llamado "clan de Valladolid", diputado y portavoz para cuestiones de comunicación del grupo popular del Congreso, hizo unas declaraciones según las cuales, el Partido Popular iba a pedirle al presidente Aznar que no propusiese como comisario a quien había formado parte de los gobiernos corruptos del PSOE. La verdad es que estos chiquitos que Aznar ha ido colocando en listas electorales y cargos administrativos, con el fin de darle al PP una imágen de renovación y centrismo, le están jugando, en no pocas ocasiones, alguna que otra mala pasada. Decir que se va a pedir a Aznar que no proponga a Pedro Solbes como comisario, por haber pertenecido a los gobiernos corruptos del PSOE es no enterarse de la película. En primer lugar -y eso es algo que el jovencito a que vengo refiriéndome debería saber- porque el ex ministro Pedro Solbes no se ha visto implicado en ningún caso de corrupción socialista. En segundo lugar, porque la labor del ministro Solbes, al frente del departamento de Economía, sirvió para sentar las bases de la favorable situación económica con que el señor Aznar se encontró cuando llegó a la Moncloa. Y que, naturalmente, no hay por qué negarlo, ha permitido al gobierno Aznar, y a su ministro Rato, tomar las medidas adecuadas para avanzar en la mejora de la economía española. El cumplimiento de los requisitos que ha venido exigiendo durante los últimos años nuestra pertenencia a la Unión Europea no hubiese sido posible, o habría encontrado serias dificultades, sin la política llevada a cabo por el ministro Solbes al frente del departamento de Economía. Solbes puso, en gran medida, los cimientos. Y había otros motivos en favor de la propuesta de Pedro Solbes como miembro de la Comisión Europea. Pero cierto es que el jovencito portavoz del PP que se negaba a este nombramiento no podía conocer. Por razón de edad. Cuando estos chiquitos del "clan de Valladolid" aznarista andaban con pantalón corto, jugando a las canicas, poco más o menos, Pedro Solbes ya era un experto en cuestiones de la entonces Comunidad Económica Europea. Técnico comercial, fue nombrado a finales de los años 60, si la memoria no me falla, delegado del Ministerio de Comercio en Valencia. La vinculación y dependencia del País Valenciano de la CEE ha sido una preocupación, entre nosotros, desde el primer momento en que en febrero de 1957 se firmó el Tratado de Roma. Nuestra exportación de cítricos, principalmente, dependía cada vez más de las medidas que se tomasen en Bruselas que de las que emanaban de Madrid. A Madrid, desde el País Valenciano, empezamos a pedirle que tomase decisiones que facilitasen nuestras relaciones con el entonces denominadado Mercado Común Europeo. Cuando el ministro Ullastres, en 1959 -creo recordar que fue en este año- procedió a unificar los cambios de divisas y fijó el cambio del dólar en 60 pesetas, las exportaciones valencianas encontraron no sólo con un incentivo sino también con un acto de justicia. Hasta ese momento, los cambios eran diversos, en función del producto exportado. El precio del dólar que el Insituto de Moneda Extranjera aplicaba al exportador variaba según el producto exportado. En todo caso, el precio que el exportador valenciano recibía por sus dólares siempre era inferior al precio de mercado internacional al que el Estado vendía esos dólares. Si, por ejemplo, el exportador percibía 35 pesetas por dólar, ése dólar lo vendía el estado a 60 pesetas. La diferencia entre 35 y 60 pesetas -es decir, 25- se las embolsaba el Estado. Así es como el País Valenciano contribuyó a engrosar las reservas de divisas con las que se fue industrializando España. Estas cosas se olvidan, o se desconocen, y conviene recordarlas de vez en cuando. Decía, pues, que Pedro Solbes fué nombrado delegado del Ministerio de Comercio en Valencia a finales de los 60. Este valenciano del Pinós (les Valls del Vinalopó), llevó a cabo una magnífica labor como delegado del ministerio en favor de la economía valenciana. Prestó gran atención al problema de los cítricos. Algunos, desde los medios de comunicación, apoyamos su labor en beneficio de nuestra agricultura de exportación. Y no sólo de la agricultura. Propició la agrupación del sector de los cítricos para su mejor defensa. Y comenzó sus viajes a Bruselas, convirtiéndose en uno de los más acreditados expertos en cuestiones de la CEE. Ya en la transición, siendo Calvo Sotelo responsable de las relaciones con la Comunidad Europea, formó parte destacada de su equipo de asesores en las negociaciones que se tuvieron que llevar a cabo. Pedro Solbes ha sido propuesto como miembro de la Comisión Europea. Los valencianos debemos felicitarnos. Los españoles deben felicitarse. Y el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, debe felicitarse, también. Pedro Solbes se va a Bruselas. Se puede afirmar, con toda seguridad, que Pedro Solbes se va a "su" casa. Una casa que conoce perfectamente. fburguera@inves.es

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