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Ocho muertos y más de 50 heridos en varios bombardeos israelíes sobre Líbano

Ocho civiles libaneses resultaron muertos anoche y medio centenar de personas heridas en los bombardeos aéreos israelíes contra diversos objetivos en Líbano, según fuentes hospitalarias. Los ataques, reconocidos por un portavoz militar israelí como una represalia por las acciones de Hezbolá (la milicia integrista shií) contra el norte de Israel, llegaron hasta las proximidades de Beirut y, según los observadores, constituyen la mayor operación de castigo desde 1996.

Cinco de los fallecidos eran miembros de los equipos de Defensa Civil que acudieron a sofocar el fuego desatado por un primer bombardeo en la central eléctrica de Yamhur, a 10 kilómetros al este de Beirut y a apenas dos de la residencia oficial del presidente libanés, Émile Lahud. Un civil y dos soldados resultaron heridos durante el bombardeo inicial. El ministro de Transportes, Nayib Mikati, que se apresuró en acudir al lugar, salió indemne de los bombardeos posteriores en los que murió una sexta persona y resultaron heridas 10 más. El ataque contra Yamhur, el primero contra esa infraestructura desde la ofensiva israelí de abril de 1996, sumió a la mayor parte de la capital en la oscuridad. Las cifras de víctimas procedentes de todo el país empezaron a amontonarse ya en la madrugada de hoy. Los equipos de emergencia informaron de al menos otros dos muertos y una docena de heridos en los bombardeos contra los puentes de la autopista que une el sur de Líbano con la capital y fuentes policiales se hicieron eco de otros 24 heridos en el valle de la Bekaa, donde habría resultado alcanzada otra central eléctrica.

Todavía esta madrugada llegaban noticias de un nuevo bombardeo contra una segunda estación generadora de electricidad en las proximidades de la capital. El vuelo casi rasante de los cazas israelíes sobre Beirut y las numerosas ocasiones en que rompieron la barrera del sonido hicieron temer por un momento que los isarelíes hubieran bombardeado objetivos en la propia ciudad, extremo que, tras el anuncio inicial, fue desmentido por la televisión estatal, Télé-Liban.

En Jerusalén, un portavoz militar había ido confirmando cada uno de los ataques. "Este bombardeo es una respuesta al ataque llevado a cabo contra nuestros civiles que causó varios heridos. Hasta ahora, Israel ha dado prueba de contención, pero las provocaciones constantes de Hezbolá no pueden quedar sin respuesta", manifestó el portavoz. Pocas horas antes, el primer ministro israelí saliente, Benjamín Netanyahu, había lanzado una advertencia a Hezbolá, que se responsabilizó de los disparos de cohetes Katiusha ayer contra el norte de Israel, donde dos personas resultaron muertas y otras ocho heridas.

Hezbolá había asegurado que sus disparos trataban de "vengar las agresiones israelíes contra los civiles" del sur de Líbano, donde Israel aún mantiene una polémica presencia militar, en la que denomina franja de seguridad, que se espera revise el nuevo Gobierno del laborista Ehud Barak.

"Esta agresión no quedará sin castigo y los dirigentes del enemigo sionista saben que Líbano nunca abandonará la tarea de defender a los civiles, sus edificios y las infraestructuras del país", declaró el jeque Hasan Nasralá, líder de la guerrilla de Hezbolá que lucha contra las tropas israelíes de ocupación. Estados Unidos, por su parte, pidió la "máxima contención" a todas las partes ante el riesgo de escalada justo ahora que Barak había hecho un guiño a Siria.

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