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DEBATE SOBRE EL ESTADO DE LA NACIÓN

Aznar no adelantará las elecciones porque estima que ha salido reforzado

José María Aznar ha extraído como conclusión esencial de su tercer debate del estado de la nación como presidente del Gobierno que puede mantener su plan de agotar la legislatura. La escenificación de la ruptura con el PNV no quiebra la mayoría parlamentaria que el PP aún forma con CiU y Coalición Canaria (CC), revalidada ayer. "Ha quedado muy bien demostrada y muy fortalecida" la estabilidad del Gobierno, apuntó el presidente, que rechazó expresamente un adelanto electoral.

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Pero no sólo Aznar ha salido satisfecho de este examen anual de su gestión. El secretario general del PSOE, Joaquín Almunia, ha ganado puntos en su partido, y también en el Partido Popular, como primer referente del principal partido de la oposición. Almunia, eso sí, evitó ayer de manera enérgica situarse ya como candidato socialista a la Presidencia del Gobierno. Por primera vez en esta legislatura nadie se ha alzado como vencedor ni ha existido un derrotado tras el debate anual del estado de la nación. Los parlamentarios del Partido Popular y del PSOE, al margen de las declaraciones oficiales de rigor, reconocían ayer de forma mayoritaria que ni Aznar ni Almunia les habían defraudado. Es más, utilizaron el mismo calificativo, "consistente" o incluso "sólido", para definir el estilo y el fondo de sus dos intervenciones. También coincidieron populares y socialistas al asegurar que Almunia se había ganado el puesto de mejor candidato posible del PSOE a La Moncloa, algo que no agradó nada al afectado, que eludió de nuevo entrar en esa discusión.

El jefe del Ejecutivo aprovechó una de sus cada vez más breves comparecencias ante los medios de comunicación para desmentir que nadie en el PP le haya pedido que adelante los comicios generales para el próximo otoño. Cuando se le preguntó al respecto, Aznar enfatizó: "A mí no me pide nadie nada". Y ante la posibilidad de atender esos inexistentes requerimientos apostilló: "Como nadie me ha dicho nada, ni siquiera le puedo contestar".

El portavoz del Ejecutivo, Josep Piqué, añadió que no existe ningún indicio para especular sobre un posible adelanto electoral. Varios miembros del Gobierno consultados ratificaron que su intención es incluso la contraria al apuntar que tenían la constancia de que Aznar lo que quiere demostrar al PSOE y a la sociedad es que él es el primer presidente de la democracia que finaliza totalmente una legislatura.

Lo que Aznar subrayó justo ayer era que su Gabinete salía del debate tan fortalecido y estable como había entrado, aunque por el camino hubiese perdido a uno de sus socios durante estos tres años. El presidente aparentó que no le afecta en absoluto que el PNV se haya desmarcado ya públicamente de su colaboración con el PP. Ayer sólo quería hablar de CiU y de Coalición Canaria.

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Tras resaltar de nuevo la continuidad de la alianza con CiU y con CC, Aznar le concedió "un valor muy importante" a la vigencia de esos pactos para afrontar los retos del próximo siglo y las reformas políticas que quiere acometer en los siguientes ejercicios el PP. Aznar volvió a apostar por el diálogo para encarar el final del proceso de paz en el País Vasco.

Sobre Almunia, Aznar no concedió ni una mención. Sí se la permitieron algunos componentes del Ejecutivo, como el ministro de Administraciones Públicas, Ángel Acebes, o el de Agricultura, Jesús Posada, o el portavoz parlamentario, Luis de Grandes, o el del propio PP, Rafael Hernando. Y todos ellos para subrayar que la intervención de Almunia había sido "evidentemente más sólida y consistente" que la de José Borrell el año pasado. Pero también apuntaron un fallo que observaron muy claro, cuando Almunia se adentró con tonos excesivamente críticos (que algunos calificaron de catastrofistas) sobre las materias económicas.

Macroeconomía

En el PP están convencidos de que ningún español se ha creído esas frases tan negativas y que, por tanto, Almunia pierde credibilidad recalcando esos aspectos. También resaltan los populares que en un combate en el que se emplean grandes cifras macroeconómicas es muy díficil, por no decir imposible, ganarle a un presidente del Gobierno. Los comentarios más o menos positivos sobre la solvencia política profesional de Almunia procedentes del PP no eran muy diferentes de los que se podían escuchar entre los diputados del PSOE sobre el conocimiento que en algunos temas ha adquirido Aznar en estos años. En el PSOE se optaba lógicamente por remachar ayer la calidad de Almunia como "un valor seguro, aunque sin grandes destellos". Eso sí, había unanimidad general a la hora de convenir en que Almunia había "aguantado el tipo" ante Aznar perfectamente.

Mientras en el PP todos sus dirigentes han interpretado que la actuación de Almunia iba dirigida a consagrarse en clave interna como el nuevo candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno, entre los socialistas ése es un debate que no se quiere precipitar en estos momentos. Por parte del PP, De Grandes y Hernando llegaron a afirmar que Almunia había pretendido aprobar personalmente el examen que no había conseguido superar el PSOE en las elecciones del pasado 13 de junio.

Un miembro de la dirección socialista, sin embargo, encontró sobre los mismos datos un argumento mejor para sus intereses. En el PSOE señalan que tras el buen resultado de las urnas del 13 de junio y después de la buena imagen ofrecida por Almunia, lo relevante ahora es "crear la expectativa real de que el resultado de las próximas elecciones generales no está ya cerrado, como pretende el PP, sino abierto".

Y contrastan mucho esa sensación nueva y estimulante con el dato tremendo que había ofrecido el último barómetro político del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), en el que el 73% de los españoles daba por seguro que el PP iba a ser el vencedor de la contienda electoral que se celebrará en la primavera del 2000.

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