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Para vergüenza de muchos, un millar de niños saharauis tienen dificultades para viajar este verano a la Comunidad Valenciana y someterse a las necesarias revisiones médicas, sanar de eventuales enfermedades, superar problemas de nutrición o, simplemente, convivir durante dos meses con sus familias adoptivas, lejos del inhóspito desierto al que fueron empujados cuando su territorio fue ocupado por Marruecos después de que España decidiera volverse sorda, ciega, muda y hasta amnésica, hace ya la friolera de 25 años. Resulta que para que esos niños puedan subir al avión en Tindouf con destino al aeropuerto de Alicante entre los días 3 y 7 de julio, según lo previsto, necesitan visados, que debe tramitar la embajada de España en Argelia. Pero a las autoridades españolas eso de que mil estómagos vacíos crucen la frontera no les cuadra, y temerosas de que los infantes se habitúen a una vida digna y decidan quedarse (lo que indica su grado de ignorancia), han exigido que se les certifique por escrito que volverán a sus campos de refugiados después de las vacaciones. Es decir, que para España esos niños son turistas ocasionales, y ni siquiera son bienvenidos porque, además de los estómagos, llegan con los bolsillos vacíos. Solidaridad sí, pero a plazo fijo. Naturalmente, el movimiento ciudadano se ha activado para elevar su protesta. Someter la campaña de acogida al aparato burocrático más rancio es tanto como bloquear esa acción humanitaria, que puede ser la última si, como es de prever, el próximo año se celebra el referéndum que devolverá a los saharauis su país y sus riquezas naturales, que no son pocas. Hasta entonces, los refugiados continuarán en el exilio. Hasta entonces, más de 200.000 personas dependerán de nuestra ayuda. Hasta entonces, muchos de nosotros viajaremos a los campamentos para superar la amnesia y recuperar el oído, la vista y el habla. Hasta entonces, y mal que les pese a algunos, mil familias valencianas recibirán a los niños y facilitarán revisiones médicas y dietas nutritivas. Hasta entonces, aquí estamos.

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