Defensa desdeñó un informe municipal que establecía la insalubridad de los pisos
VIENE DE LA PÁGINA 1 El recurso del citado funcionario de Defensa a la Sala de lo Contencioso Administrativo del máximo tribunal vasco fue presentado en diciembre de 1996. En Bilbao, el Invifas administra la propiedad de los números 2, 4, 6, 8, 10 y 12 de la Avenida Montevideo y el número 22 de la calle Luis Briñas. Esta manzana de casas está situada junto al antiguo cuartel de Garellano, ahora destinado a diversas funciones, entre ellas la base de la Policía Municipal. Estas viviendas, algunas de ellas vacías, están habitadas por funcionarios de Defensa (civiles y militares) y sus familias y fueron construidas en 1944. Según relata la sentencia del Superior, de 17 de mayo pasado, el demandante comunicó al Invifas la necesidad de realizar algunas obras en el piso por el deterioro sufrido desde su construcción. La entidad de Defensa se negó a pagar los gastos que se originasen y recalcó que "la autorización de la mejora de la vivienda estaba condicionada a que los gastos corrieran por cuenta del interesado". El máximo tribunal vasco rechaza esta pretensión y recuerda que el Invifas se creó para facilitar las necesidades de vivienda de los funcionarios de Defensa debido a su gran movilidad de destino profesional. La ley que lo puso en marcha especifica en su artículo 30 que "la entrega de las viviendas adjudicadas se efectuará en condiciones de habitabilidad, siendo a cuenta del Invifas, los posibles gastos derivados del deterioro por el uso normal de la vivienda". El Superior concluye que las obras deben realizarse y los gastos correrán a cargo de Defensa. Esta sentencia es un capítulo más de la disputa que mantienen algunos vecinos de estos bloques con Defensa, que se niega sistemáticamente a pagar las obras necesarias en los pisos, pese a que los inquilinos siguen abonando puntualmente sus rentas, que oscilan entre 20.000 y 35.000 pesetas, según el tamaño del piso. No obstante, como los ocupantes son funcionarios del mismo ministerio propietario de las viviendas, son muchos los que ahogan, por prudencia o pudor, sus quejas. Pese a esta circustancia, los vecinos no han dejado de reclamar sus derechos ante todas las instancias posibles. El 17 de noviembre de 1997, el área de salud del Ayuntamiento de Bilbao, tras una inspección solicitada por los vecinos, requirió al Invifas "la recuperación de la salubridad de los camarotes trasteros y patios en el plazo de quince días". Los ocupantes de los seis portales aseguran que desde esa fecha no se ha realizado ninguna limpieza, pese a que el informe detalla que " los camarotes instalados en los bajos del edificio presentan un aspecto deplorable y se acumulan ropas, enseres, somieres, maderas, cascotes y escombros, colchones y electrodomésticos en desuso. Una situación insalubre que favorece la presencia de ratas y diversos insectos, como cucarachas y pulgas." Medio metro de estiercol El 9 de noviembre de 1998, casi un año después del informe municipal, los responsables de la comunidad de vecinos de uno de los bloques enviaron un escrito a Defensa en el que explican la lamentable situación de las viviendas. Piden, por ejemplo, "la limpieza de los excrementos de aves (palomas) existentes en el desván por cuestión de higiene, ya que el estiércol alcanza en algunos lugares hasta medio metro de altura, amén de infinidad de esqueletos de aves. Igualmente se precisa la reparación de los aleros del tejados por donde entran las aves a anidar". Según los vecinos, situacíones así se arrastran desde hace una veintena de años. Durante años, estos vecinos han ido recorriendo todas las vías posibles de reclamación administrativa, de forma que cada uno ha llegado a acumular en su casa un pequeño archivo de papeles con solicitudes y recursos denegados sobre arreglos como puertas y ventanas que no encajan, barandillas rotas que ponen en peligro la seguridad de los niños, goteras que producen hundimientos en los pisos altos y el lamentable aspecto de la fachada.
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