El Museo Van Gogh de Amsterdam se amplía con un edificio de Kurokawa
El arquitecto japonés "rompe el espacio" en las nuevas salas de exposiciones del siglo XIX
El Museo Van Gogh de Amsterdam, que contiene la mayor colección de obras del pintor, con 200 cuadros, 500 dibujos y 700 cartas, se extiende a partir del próximo jueves con un nuevo edificio proyectado por el arquitecto japonés Kisho Kurokawa (1934). El éxito de público, con 60.000 visitantes en los años setenta al millón de 1997, ha obligado a seguir el ejemplo de otros grandes museos, que amplían sus instalaciones con una figura de la arquitectura contemporánea. La reapertura va a provocar un nuevo encuentro entre Vincent van Gogh (1853-1890) y su hermano Theo (1857-1891), al reunir en una exposición su trabajo como marchante y coleccionista de arte.
Durante 10 meses, el Museo Van Gogh ha permanecido cerrado para ser sometido a una renovación que se prolonga en la parte posterior de la Museumplein, donde están situados con el Rijksmuseum , el Stedelicjk y la Ópera, con un nuevo espacio verde y aparcamiento subterráneo, en lugar del paisaje habitual de autobuses. El director del museo, John Leighton, declaró durante la presentación a los medios internacionales que se había roto definitivamente el escepticismo sobre el museo-mausoleo dedicado a un solo pintor. El severo edificio del arquitecto Gerry Rietveld, inaugurado en junio de 1973, está unido a las formas ovaladas y cúbicas de Kisho Kurokawa. Los cambios en el museo, según su director, no afectan a su funcionalidad ni a su idealismo. Hay más espacios públicos en el vestíbulo, la cafetería, la tienda y el centro de estudios, con sus ordenadores, pero el visitante subirá por la enrome caja de escalera hasta la segunda planta para encontrarse con 200 cuadros de Van Gogh, desde Los comedores de patatas a los conjuntos de flores que en otras versiones se han convertido en los cuadros más caros de la historia del arte.
Contrastes
Las nuevas adquisiciones y préstamos de obras de Seurat, Manet, Cézanne y Pisarro completan el fondo de los artistas anteriores y contemporáneos de Van Gogh, que se exponen en otras plantas para dar una visión general del arte en el periodo 1840-1920 y contrastar la obra del artista holandés. "Todos los cuadros son originales", advierte John Leighton ante los sustos en el mercado del arte por polémicas de autoría. "Queremos un museo vivo que permanezca en el siglo XXI". La financiación pública y privada, sobre todo la firma japonesa Yasuda, ha hecho posible la ampliación con un nuevo edificio, de 5.083 metros cuadrados -1.000 menos que el edificio de Rietveld-, de los que 2.293 están dedicados a exposiciones temporales, con un programa dedicado al siglo XIX. Después de 26 años, los contrastes entre lo que se llaman el ala Rietveld y el ala Kurokawa están producidos por la evolución reciente de los museos y de su arquitectura. Las escaleras que bajan al sótano dejan atrás un edificio severo de hierro y cristal para encontrarse en un semicírculo de tránsito, con un patio que recibe oleadas de riego sin llegar a formarse un estanque. El agua y la humedad en la ciudad de los canales sitúan el conjunto de formas geométricas y volúmenes proyectados por Kurokawa, sobre todo con el impacto de un cubo sobre la pared recta de un edificio ovalado. Las fachadas son de granito marrón y un trozo de fachada y cubierta son de titanio, unos materiales que necesitan la luz y el paso del tiempo.
Un espacio flexible pero no neutro es el objetivo del director del museo para el ala Kurokawa. El visitante encuentra entre los dos edificios muchos elementos comunes, sobre todo en el diseño de las salas, con los mismos techos metálicos para las instalaciones y la iluminación, los colores de las paredes, en azules y blancos, los pavimentos de madera clara, incluso las separaciones de seguridad, los bancos para decansar y las cartelas de las obras. "La arquitectura de Kurokawa es de formas fluidas y espacios rotos", declara John Leighton. "Combina tradición y renovación, filosofía oriental y pragmatismo occidental".
Una retrospectiva de Kurokawa se ha montado en la planta baja del nuevo edificio, donde se puede seguir, a través de dibujos, planos, maquetas y fotografías, la evolución de este arquitecto nacido en Nagoya en 1934, que en 1959 rompe con el movimiento moderno con las propuestas del grupo metabolista, junto a Isozaki, Kikutake y Maki. Más tarde vendrían museos de arte contemporáneo en Saitama, Aichi y Hiroshima, la Torre Pacific en París, el hotel Kyocera en Kagoshima, la torre Sony en Osaka y el aeropuerto de Kuala Lumpur en Malaisia. En este ala Kurokawa, destinada a exposiciones temporales del siglo XIX, se presenta, del 24 de junio al 5 de septiembre, para pasar después al Museo d"Orsay de París, la muestra dedicada a Theo van Gogh como marchante, coleccionista de arte y hermano de Vincent.
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