Tendencia a la estabilidad
El fútbol español, sus jugadores, tienden a estabilizarse. Raúl ya fue nombrado mejor español de la Liga en dos de las tres últimas temporadas; Luis Enrique, el triunfador de la temporada pasada, lejos de caer en el olvido, ha discutido con seis votos la victoria del delantero madridista; Rivaldo ya fue elegido la campaña pasada como extranjero más determinante del campeonato. La historia de esta encuesta que propone al final de cada temporada EL PAIS por los banquillos de Primera División, aventura que cumple ahora diez años, cuenta que los elegidos acostumbraban a tener reinados efímeros. Que Sanchis ganaba en 1990, pero nadie se acordaba de él en 1991, cuando ganó el azulgrana Goikoetxea, que a su vez también pasó al olvido un año después, el gran curso del atlético Manolo. Luego venció Michel, al que sólo un técnico votó 365 días más tarde, cuando arrasó Julen Guerrero. Amavisca también se fue al garete tras su victoria en 1995, o Caminero tras la suya compartida con Raúl en el 96. Pero desde entonces, la pauta es otra.
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