Unos detectives incombustibles
A pesar de los innumerables trompicones, golpes y accidentes, sin contar los múltiples fracasos por los que han pasado Mortadelo y Filemón en sus cuarenta años de socios, todavía tienen valor de seguir adelante. La exposición que, desde ayer y hasta el próximo 16 de julio, se muestra en la Casa de Cultura de Vitoria (Paseo de la Florida, 9), reivindica la vitalidad de esta pareja de detectives, nacidos en 1958 del lapiz y el magín de Francisco Ibáñez (Barcelona, 1936). En su aspecto físico, poco han cambiado. En el recorrido que ofrece la exposición por la vida de Mortadelo y Filemón, se percibe cómo la alopecia era tan suya como las gafas y el lazo del primero o la pajarita del segundo. Sin embargo, sí pasa el tiempo por sus vidas, como reflejan sus aventuras: su primera misoginia -inevitable por el efecto de la censura- se rompió con la aparición de la secretaria Ofelia, de poderosas formas y sempiterna minifalda. Y con la llegada de la democracia, Mortadelo y Filemón vivieron en sus historietas, acompañados de personajes como el superintendente Vicente, el máximo jefe de la TIA, o el doctor Bacterio, todos los hitos de la reciente historia de España. Siempre desde el personal sentido del humor de Ibáñez, que sigue en la brecha en los tres últimos álbumes dedicados a Pinochet, la estación MIR y Mónica Lewinsky. Mortadelo y Filemón y su agencia de información tuvieron unos orígenes humildes, como detectives primerizos que eran. Las aventuras se desarrollaban en un par de páginas como mucho y no había grandes despliegues en el coloreado de sus peripecias. Eran esos cortometrajes de iniciación por los que pasa todo buen cineasta. La primera historia larga llegó en 1969, por encargo de Editorial Bruguera. El sulfato atómico, considerado por la crítica uno de sus mejores álbumes, inició una trayectoria que lleva ya más de 150 grandes historias, entre la que también destaca Valor.. y al toro. El mérito de esta aventura es aún mayor cuando se conoce que en principio no estaba protagonizada por Mortadelo y Filemón, ya que era un proyecto de Ibáñez para vender fuera de España. Como no salió adelante, lo único que hizo el dibujante fue cambiar las cabezas de los dos protagonistas por las de los populares agentes. Y eso que Mortadelo y Filemón tienen un indiscutido éxito fuera de España. Conocidos como Mortadelo e Salaminho en Portugal, Mortadella e Filemone en Italia, Futt et Fil en Francia, es en Alemania donde gozan de mayor fama como Clever & Smart, sobrenombres que venden tantos ejemplares como sus parientes españoles. La exposición Mortadelo y Filemón, 40 años en acción no tiene nada de obituario. Francisco Ibáñez trabaja todos los días para publicar los seis álbumes anuales que le comprometen con Ediciones B. Ha evolucionado su estilo, la calidad del dibujo, pero las aventuras de estos agentes de la TIA mantienen la frescura de unos personajes universales.
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