_
_
_
_
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Delicioso y peligroso paseo por Madrid

El peligro me acecha desde que salgo de mi casa. Si decido cruzar el paseo del Rey por el paso de cebra señalizado, de milagro no me atropella uno de los coches que salen a toda pastilla del túnel de la M-30. Pero si subo por la calle de Irún rodeando el parque, me arriesgo a que me pueda caer encima alguno de los pinos que languidecen y se desmoronan lentamente, ¿nadie responsable solucionará esta catástrofe ecológica? Caminando, llego al paseo de San Vicente, y para cruzarlo por el semáforo me juego de nuevo el tipo, porque los coches continúan pasando sorteando a los sufridos peatones. Cuando llego a la plaza de España puedo disfrutar de sus jardines destartalados y de las numerosas parafernalias que monta el Ayuntamiento, con sus casetas de objetos variados, exhibiciones y demás.

Continúo por la Gran Vía sorteando los obstáculos de publicidad, quioscos cutres de helados, las numerosas motos aparcadas en la acera, y, con suerte, no me atropella una de las motos que circulan tan libremente por las aceras, ¿tendré mala suerte? Voy y tropiezo con un señor que baja en su bicicleta a toda pastilla, claro que tengo yo la culpa por mirar el minicasino de los trileros. En Callao, el peligro acecha duramente, aquí están los carteristas, ladrones y asaltantes de todo lo que huele a dinero; estos asaltantes son archiconocidos por los comerciantes, la gente de la zona y por la misma policía, en su mayoría argelinos exiliados que visten ropa de marca y con buen aspecto, muchos tienen una cicatriz que les atraviesa la cara de lado a lado, esta marca se la hacen con un cuchillo por un ajuste de cuentas.

Llego a Mesonero Romanos, esquina con Gran Vía, donde están acondicionando un edificio; aquí me encuentro con el camión hormigonera, que me deleita con su ruido, me aromatiza y vaporiza con su deliciosa ración de polvo; yo, educadamente, le respondo con un toque de tos alérgica, me pongo fatal como un vulgar alérgico al polvo, bronquítico o asmático maltratado madrileño más. ¿Existirá esa persona humana que de verdad resuelva estos problemas cotidianos? Estamos en elecciones municipales.-

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_