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La detención de 13 judíos en Irán pone en peligro su diálogo con EEUU

, La detención en Irán de 13 ciudadanos de religión judía, acusados de haber espiado en favor de Estados Unidos e Israel, amenaza con bloquear el diálogo que el presidente aperturista iraní, Mohammad Jatamí, trata de impulsar con los países occidentales, incluida la Casa Blanca, en un intento de poner fin al aislamiento de su país y reanudar las relaciones políticas y comerciales, interrumpidas hace veinte años tras el triunfo de la revolución islámica. Los 13 ciudadanos iraníes fueron detenidos en febrero y marzo bajo la acusación de espiar para el enemigo, en la región de Chiraz, al sur de Irán. Allí se concentra la mayor parte de una antigua y tolerada comunidad judía, constituida por 27.000 personas, pero que hace veinte años aglutinaba a casi de 62.000. La detención de estos ciudadanos, reconocida oficialmente hace pocos días por el Gobierno de Teherán, ha provocado ya una oleada de protestas internacionales, especialmente de EEUU e Israel, que han negado categóricamente que los arrestados hubieran trabajado para sus servicios de espionaje. Los sectores conservadores del régimen iraní han iniciado una feroz campaña de propaganda en contra de los 13 ciudadanos judíos detenidos. Los han utilizado como excusa para hacer rebrotar el odio popular que la población siente contra Israel y Estados Unidos, y han intentado obstaculizar el proceso de diálogo que los reformistas intentan iniciar desde hace dos años con los países occidentales y con la Administración norteamericana.

Juicio inmediato y ejecución

Ayer, con ocasión de la plegaria religiosa de los viernes, millares de estudiantes conservadores, reunidos en la mezquita de la Ciudad Universitaria de Teherán, pidieron a gritos el "juicio inmediato y ejecución" de los 13 supuestos espías. El clamor de los jóvenes se vio apoyado por las declaraciones del jefe del poder judicial, el ayatolá Mohammad Yazdi. En el transcurso de la plegaria religiosa, el ayatolá dijo que los detenidos "serían juzgados conforme a la ley" y que "fuera cual fuese la sentencia, será aplicada". Se refería así al nuevo Código Penal, reformado en 1996, que establece la pena de muerte para los casos de espionaje en favor de Estados Unidos e Israel. También peligra el diálogo que los reformistas del régimen de los ayatolás iraníes tratan de establecer con el Gobierno de Irak, sobre todo después de que el miércoles seis militantes de la oposición armada iraní, Muyahidin del Pueblo, que se encuentran refugiados en el país vecino, fueran asesinados con un coche bomba, colocado al pie de una carretera al norte de Bagdad, cuando se dirigían a un campo militar de entrenamiento. Pocas horas después de este atentado, los Guardianes de la Revolución iraní, el sector más conservador del régimen de los ayatolás, añadían más leña al fuego al disparar cuatro misiles sobre la base militar de los Muyahidin, situada en Achraf, a unos 110 kilómetros al norte de Bagdad.

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