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Todos contra Odón Elorza

En el amplio pasillo de la planta noble de la casa consistorial que distribuye los despachos de las fuerzas políticas donostiarras se respira un aire cargado y algo tenso: todos los candidatos son los mismos que han estado cruzándose estos cuatro años por este espacio y mirándose de frente o de reojo en los plenos, no hay ninguno ajeno a la corporación. Además, los hasta ahora aliados en el equipo de gobierno -PSE y EA-PNV- son los principales adversarios en la disputa por la alcaldía. A ellos se suma el PP, el partido más votado hace cuatro años, aunque terminara en la oposición. Tiene un sabor agridulce esta competitividad por el primer puesto, incluso entre quienes han compartido el ejecutivo y ahora tienen que defender la misma gestión, juntos o por separado. El objetivo de batir a Odón Elorza y recuperar la alcaldía de San Sebastián que perdieron los nacionalistas de EA y PNV hace ocho años, a consecuencia de sus disputas intestinas, ha sido decisivo para que los hermanos escindidos, que han tenido a San Sebastián como el principal escenario de su guerra particular, se hayan reconciliado, o al menos hayan hecho el simulacro de la reconciliación. Para ellos era imprescindible recuperar la capital guipuzcoana, teniendo en cuenta el horizonte político del Acuerdo de Lizarra que pasa por la unidad nacionalista. Además, esta plaza, que ha sido el emblema de la división de los nacionalistas moderados, se ha convertido en una bandera a esgrimir en la nueva etapa política. Salvo el PSE-EE, los partidos que componen la corporación donostiarra comparten también el interés de ganar en las urnas a Odón Elorza para impedirle que inicie su tercera legislatura. El actual alcalde es el único de los regidores donostiarras de la democracia que ha permanecido durante ocho años en el sillón de alcalde, lo cual le ha proporcionado una gran rentabilidad política para su figura y su partido. Se da la circunstancia de que Elorza nunca ha sido el candidato más votado -hace ocho años lo fue el candidato de EA, y hace cuatro, el del PP-, un dato que excita el deseo de hacerse con el sillón que ocupa desde 1991 el candidato socialista. Hasta sus más encarnizados adversarios reconocen que hay en Odón Elorza un auténtico animal político que ha asomado cuando se le dio la oportunidad. En estos ocho años ha desarrollado un perfil propio apoyado en un discurso muy autónomo, personal y comprometido, a veces distante del de su partido demasiado dependiente de Madrid, y que deja entrever su intención más o menos declarada de ser algo más que el regidor de la ciudad. Tras dejar un saldo de gestión eficaz, Elorza está sugiriendo en esta campaña que, si repite al frente de San Sebastián, no sólo quiere administrar la ciudad, sino liderar el movimiento que reivindica el papel directo de los alcaldes y los ayuntamientos en el reto de la pacificación y la reconciliación. Como principal competidor tiene a Enrique Arana, el candidato de la coalición PNV-EA, que tras 18 años como concejal de Eusko Alkartasuna ha sido designado para encabezar la primera candidatura conjunta de los partidos escindidos en 1986. Sobre Arana ha recaído la responsabilidad de ganar pues, de lo contrario, el PNV que en esta importante operación va a remolque, saldaría la deuda moral contraída hace ocho años por haber votado a Elorza para desbancar a EA de la alcaldía. Hasta ahora número dos de las listas, Arana es un candidato de perfil desdibujado para competir con el estilo personal de su adversario socialista. También tiene ante sí el reto de configurar el primer gobierno con EH, en la línea de afianzar Lizarra, si la aritmética electoral le proporciona la posibilidad, tan probable como la contraria, de ser alcalde y formar mayoría absoluta nacionalista, la hipótesis que él considera mejor.Combatir este escenario es precisamente el mensaje que ha guiado la campaña electoral de la candidata del PP, María San Gil, que no se ha cansado de alertar a los donostiarras de los riesgos de seguir la aventura independentista de Lizarra. La heredera de la figura de Gregorio Ordóñez también tiene la responsabilidad de ganar, ya que encabeza la lista más votada hace cuatro años y su partido ha ganado posiciones desde entonces. Sin embargo, ningún sondeo le atribuye la primera posición en esta carrera electoral. Y eso a pesar de haber estado respaldada por casi todos los ministros del Gobierno central, incluido el presidente Aznar, que la ha apadrinado como la candidata emblema de los populares. San Gil espera formar un gobierno con el PSE-EE si ambos partidos alcanzan los 14 ediles de la mayoría, aunque no es esta la opción la preferida de Elorza. También edil y conocido en la corporación, el candidato de EH, Joseba Permach, ha transmitido aires nuevos a estas elecciones, al imprimir a su mensaje la convicción de que EH va a formar parte de un gobierno nacionalista en San Sebastián. El portavoz de HB, que ha renovado equipo para estar preparado ante la nueva etapa, ha hecho una campaña más realista, impregnada de programa y descendiendo a hacer promesas y hablar de problemas concretos. Todo este nuevo estilo confirma la intención de entrar en el compromiso de administrar, si los resultados se lo permiten. La novedad de los alcaldables la constituye Jon Lasa, de IU. Ex concejal de EE, ha obtenido el apoyo de antiguos militantes de esta formación, además de los que se ha atribuido Elorza. Si supera la barrera del 5% de los votos y consigue un puesto, Lasa sería la bisagra entre dos hipotéticos frentes de 13 concejales. De ocurrir algo así, ya ha anunciado que nunca apoyará a la derecha.

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