A Coruña, planeta Vázquez
, Francisco Vázquez siempre ha dicho que quiere hacer de A Coruña "una ciudad Estado", un remedo de la polis griega surcada por tranvías y con dos resplandecientes rascacielos. Un adelanto del sueño de Vázquez pudo verse hace algunas semanas representado en una maqueta que se expuso públicamente y ante la que, según el Ayuntamiento, desfilaron 50.000 personas, casi uno de cada cuatro ciudadanos. Las últimas encuestas indican que incluso el 30% de los votantes del PP aplaude la gestión del alcalde socialista. Los electores tienen la última palabra, pero los indicios son unánimes: salvo catástrofe de los institutos de opinión, Vázquez dispondrá de otros cuatro años para seguir erigiendo su particular Estado. Y el PP descorchará cava si mantiene sus modestos resultados de 1995: diez concejales de 27. Vázquez está acostumbrado a ganar sin bajarse del autobús, pero desde que logró su primera mayoría absoluta, en 1983, probablemente no ha tenido otra campaña tan plácida. Por las mañanas despacha a los periodistas con alguna chanza que alegrará los informativos electorales y luego cumple la rutina de los mítines y las inauguraciones. En los últimos días ha abierto parques, bibliotecas, un teatro de la ópera y una fantástica Casa de los Peces, el mayor acuario de España. Las inauguraciones son el presente de la ciudad Estado. La maqueta, el futuro. Y el pasado salta a la vista: desde los ocho kilómetros de paseo marítimo hasta la Casa de las Ciencias o ese incipiente tranvía que, por ahora, es tan sólo un divertimento para los turistas. Desde hace 16 años, el PP busca sin éxito un discurso alternativo a la política de un regidor que ha logrado meterse en el bolsillo a buena parte de la derecha económica y social. En esta ocasión, los populares se han lanzado a prometer de todo: desde la supresión de la ORA hasta la construcción de un museo flotante. A su vez, el BNG insiste en los reproches que siempre ha recibido Vázquez desde su izquierda. El candidato nacionalista, Henrique Tello, profesor de filosofía, denuncia las bolsas de pobreza que aún se ocultan tras el escaparate de las obras de relumbrón, las dificultades del pequeño comercio en una ciudad sembrada de grandes centros de consumo y las carencias de los barrios. En cualquier caso, Vázquez, distraído en lo suyo, desdeña las críticas y hasta se permite decir que sólo gobernará si renueva la mayoría absoluta. Lo curioso es que hace poco más de un año Vázquez no las tenía todas consigo. Desde la secretaría general del PSdeG había dirigido la travesía hacia el desastre que fueron las elecciones autonómicas de 1997, tras las que se enredó en el avispero de una feroz crisis interna. Y todavía no se había borrado la memoria de otro desaguisado, el desplome del vertedero de basuras de Bens, una especie de metáfora de los problemas escondidos en el patio trasero. Pero Vázquez reaccionó con presteza. En Bens selló parte del vertedero y sobre él empezó a construir un parque. Y el día que ganó las elecciones primarias socialistas anunció que dejaba la secretaría general para entregarse a A Coruña en cuerpo y alma. Por lo demás, el PP se afanó en trabajar para el adversario. El anterior candidato, el presidente de la Diputación y del Deportivo, Augusto César Lendoiro, fue defenestrado por sus malas relaciones con el jefe provincial del partido, José Manuel Romay, ministro de Sanidad. Y éste, tras otros intentos frustrados, eligió a Antonio Erias, decano de la facultad de Económicas, a quien no conocían ni algunos militantes populares. Erias topó con la hostilidad del sector afín a Lendoiro y, cuando trató de disimular sus carencias, el remedio fue peor. Para ocultar que nació en Vigo, la ciudad rival, la biografía que distribuyó el partido le sitúa por primera vez en este mundo ya con siete años cumplidos. En mitad de la campaña decidió cambiar de imagen y se afeitó la barba. Ahora, como si anduviera sobrado de popularidad, pide el voto desde las vallas publicitarias con dos rostros distintos. Para colmo, en el cartel nuevo aparece el lema que usa el PP en los municipios en los que gobierna: Seguimos mejorando. "Parece que presentan también al hermano de Erias", se regocija Vázquez, "y me apoya". Tan seguro se siente el alcalde en su paseo hacia las urnas que rechaza la presencia en la campaña de otros dirigentes socialistas. "Aquí", dijo el pasado martes, "Menda lerenda llega y sobra".
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