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Bancaixa aumenta su capacidad inversora en 625.000 millones con las "pseudoacciones"

Bancaixa se prepara para cualquier imprevisto. El grupo crediticio valenciano, con un ritmo inversor superior al 20% -por encima de la media del sector en España-, ha mejorado en dos años su índice de capitalización gracias a las emisiones de bonos, titulización de hipotecas y, más recientemente, a la emisión de las participaciones preferentes o pseudoacciones. La entidad acumula tras la captación de nuevos recursos un exceso de fondos propios de 80.000 millones de pesetas, lo que aumenta la capacidad inversora de Bancaixa en 625.000 millones de pesetas.

Bancaixa se ha convertido en una de las cajas de ahorros más capitalizadas de España tras la captación los dos últimos años de alrededor de 360.000 millones de pesetas en los mercados nacional e internacional. En 1997 Bancaixa se estrenó en el extranjero con una programa de deuda por un importe de 320.000 millones de pesetas, de los que ya se han consumido 250.000. El segundo recurso al que ha recurrido Bancaixa para acrecentar su liquidez -la captación de depósitos entre sus clientes no soporta la actividad inversora- es la titulación hipotecaria. "Con este recurso entra dinero en la caja, pero no debes nada a nadie", explica el director financiero de Bancaixa, Aurelio Izquierdo. El grupo cuenta con dos fondos de este tipo: uno de 20.000 millones de pesetas y un segundo de 40.000. En la actualidad Bancaixa tiene titulizado el 7% de su cartera hipotecaria. Para esta experiencia, susceptible todavía de mejoras -es una vía algo costosa para la entidad- y a la que el grupo ha recurrido como "experiencia de prueba" se contó con JP Morgan para la primera colocación. "Algunas cajas de ahorro y bancos están empezando a utilizar este instrumento. De las cajas españolas, nosotros fuimos los pioneros", subraya Izquierdo. Pero el recurso sobre el que se apoya la capitalización del grupo crediticio valenciano es la emisión de un programa de participaciones preferentes, también conocido como pseudoacciones. Estos recursos, a diferencia de los anteriores, se computan como fondos propios, con lo que la entidad incrementa su capacidad inversora. Este instrumento era absolutamente desconocido entre las cajas españolas. De hecho, fueron muchas las gestiones que la entidad tuvo que realizar ante el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) hasta disponer de autorización. El departamento financiero de Bancaixa preparó esta emisión, por un importe de 50.000 millones de pesetas, en 1998 porque pretendían sacarla a los mercados internacionales. La crisis financiera, que estalló en el verano del pasado año, aconsejó al equipo congelar la emisión a la espera de mejores tiempos. "Nuestra red nos pedía nuevos productos en los que invertir; además, bancos como el BBV habían sacado programas de este tipo a un interés fijo del 5,75", recuerda Izquierdo. Derechos políticos Bancaixa saca la emisión de participaciones a interés variable, referenciada al Euromibor con un diferencial positivo del 0,20% y un dividendo mínimo del 4,43% (4,50 TAE) en los los cinco primeros años. Los titulares de estas participaciones disfrutarían de los mismos derechos que los accionistas de los bancos si no fuera por la naturaleza jurídica de las cajas, que carecen de propietarios. Lo que Bancaixa hace es reumerar esa falta de derechos políticos. "Con las participaciones mejoramos posiciones, ya que por cada ocho pesetas que crecemos en recursos propios, invertimos 100", explica Izquierdo. Es decir, los 50.000 millones de pesetas en participaciones preferentes permiten a Bancaixa elevar su cifra de inversiones en 625.000 millones de pesetas. El Banco de Sabadell, socio de la caja de ahorros en la sociedad Mercavalor, ha colocado 5.000 millones de pesetas. La entidad que preside Julio de Miguel hará lo propio cuando el banco catalán saque su propia emisión. Las participaciones cotizarán en el mercado AIAF, están aseguradas por el Sabadell, mientras Bancaixa es la responsable de la liquidez de los títulos en el caso de que sus propietarios quieran deshacerse de ellos. Además mejora los niveles de recursos propios y genera un exceso de fondos propios de 80.000 millones de pesetas. "Ahora no hay ninguna limitación para crecer pero la política de la casa es de prudencia. Vemos la caja a muy largo plazo", matiza Izquierdo. Con estas reservas de capital, el grupo crediticio puede hacer frente a operaciones de mayor calado.

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