La desmesura domina Oviedo
La oposición intenta que De Lorenzo (PP) pierda su mayoría absoluta
Leopoldo Alas, Clarín, explicó en La regenta, la obra literaria que mejor ha diseccionado la peculiar y arcana sociedad ovetense, que "en (...) Vetusta es preciso un ten con ten muy difícil de aprender".Pero Gabino de Lorenzo (PP), alcalde de Oviedo desde hace ocho años, siempre ha tirado por la calle de en medio: arrolla en votos, obras, gastos, privatizaciones, fiestas, convites, deudas, escándalos y hasta en manifestaciones en su contra. Nada se le pone por delante. Parece previsible que repita no sólo el mandato, sino también la mayoría absoluta, aunque con alguna merma de concejales. Visto con algún recelo desde sus filas y con animadversión desde las contrarias, reitera que le faltan 17 años para cumplir su promesa de dirigir los destinos de la capital asturiana durante un cuarto de siglo. El PSOE trata de impedírselo con una opción encabezada por un bisnieto de Clarín. Leopoldo Tolivar Alas, novato en las lides políticas y catedrático de Derecho Administrativo. Su abuelo, rector de la Universidad ovetense e hijo del novelista, fue fusilado en 1937 por los franquistas. En él concurren, pues, una tradición de izquierdas y de solidez intelectual y un fuerte anclaje en la más clásica sociedad ovetense. Pero adolece de falta de popularidad, carece de antecedentes en el ejercicio público y no es un político forjado. Es una apuesta a más largo plazo. Incluso se ha llegado a sentir poco arropado frente al despliegue de medios del que hace gala De Lorenzo.
IU ha sido el grupo que más ha erosionado al regidor con sus denuncias, pero difícilmente rentabilizará su esfuerzo porque Oviedo se escora con mucha dificultad hacia la izquierda. La nueva Unión Renovadora Asturiana (Uras) propone como candidato al actual consejero de Sanidad del Gobierno del Principado, Antonio Cueto, médico y catedrático.
En cualquier caso, lo que se lleva hoy en Oviedo, una ciudad de servicios y clases medias, no es el equilibrio, sino la desmesura: actos multitudinarios, inauguraciones con pasacalles y bandas, complejos ecuestres..., y una política de adoquinamiento de calles y ornato de fachadas, así como de obras de diversa condición: desde un auditorio hasta la eliminación del cinturón asfixiante de vías férreas. Así, De Lorenzo se apoya en la diligencia y la amplitud de la transformación de la ciudad, lo que no pasa inadvertido por la pasividad de la última corporación socialista.
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