Creo en el ciclismo
Los recientes acontecimientos que han sobresaltado el Giro, es decir, la expulsión de Marco Pantani y lo que llevará consigo, y mi preocupación por el momento que vive el ciclismo me han empujado a hacerme unas preguntas en voz alta, a reflexionar por escrito, a mostrar, incluso, mi perplejidad y sorpresa. En primer lugar, estoy sorprendido de que después del Tour de 1998 sigan pasando cosas de este tipo. Pensaba que habría un antes y un después, pero a la conclusión que llego es que hay gente que no se da cuenta de que los tiempos están cambiando, de que tienen que cambiar muchas cosas.Creo en el ciclismo, sigo creyendo en este deporte, pero sé que para que haya cambios tiene que haber víctimas, incluso víctimas inocentes. Hasta ahora, sin embargo, sólo han perdido algunos corredores, algunos médicos, algunos directores. No es justo. No son los únicos culpables de la situación actual. Creo que el lote de afectados tiene que incluir también a los organizadores y a los federativos, a los poderes deportivos.
Todos somos una familia, pero una familia que se encuentra en alta mar sin nadie que la guíe, una familia que busca un faro, una referencia, un camino para llegar a buen puerto, y no lo encuentra.
Algunos nos dicen que los controles que se llevan a cabo bajo el lema de la salud son un camino, pero creo que deberíamos quitarnos la careta y preguntarnos: ¿de verdad ayuda? Estos controles ¿han ayudado o perjudicado más al ciclismo? Somos el único deporte del COI que nos sometemos a ellos. ¿Nos han venido bien?
Honestamente también tengo que decir que el asunto Pantani, con lo peligroso que parece, puede a su vez ser positivo en la búsqueda de una forma de acelerar la mejora del ciclismo. Digo mejora y no solución. El ciclismo forma parte de la sociedad, de una sociedad que incluye la trampa y el engaño en todos los órdenes. El objetivo tiene que ser mejorar.
Viendo a Pantani los días pasados, cuando ganaba a todos de esa forma, y ahora, encerrado en su casa, pienso que deben de ser muy golosos los aplausos de los aficionados cuando el mito creado por todos comete el error de la soberbia, de mirar a todos como si fueran inferiores. Parece que nadie de los que le están sucediendo se ha quedado con alguna de las virtudes de Induráin. Yo he sido muy crítico con la Unión Ciclista Internacional, pero eso no me impide reconocer que con el paso que ha dado excluyendo a Pantani gana en credibilidad. Empezaron excluyendo a Otxoa y Loda, dos ciclistas sin fama, y no se han echado atrás a la hora de hacer valer el reglamento también con el ídolo y líder. Sí, creo en el ciclismo, pero quizás creería más si lo llevara otra gente.
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