Mucha bullanga
No está nada mal que se vaya a los toros con alegría, pero eso es una cosa y otra, como sucedió en esta ocasión, no ver tres sobre un burro, taurinamente hablando, y no distinguir entre lo bueno, lo regular y lo malo, que de todo hubo en esta ocasión, en una tarde de mucha bullanga. Empezando por lo malo: la poca codicia de casi toda la corrida, las intervenciones excesivas del peonaje, los repetidos gestos para la galería y ver a los rejoneadores convertidos en vulgares matarifes, asestando auténticas puñaladas traperas para acabar con la vida de sus oponentes.Torear, torear, el único que lo hizo fue Moura, maestro donde los haya, que, debido al festivo y poco entendido público, se fue de vacío. No obstante, dio gusto verle templar y lidiar con maestría, especialmente al encelar al muy manso y huido quinto.
Sanz / Cuatro rejoneadores
Toros para rejoneo: tres de Mariano Sanz Jiménez, 1º y 4º de Bernardino Sanz Jiménez, con muchos kilos y nobles, pero poco codiciosos con las cabalgaduras, y 5º de José María Manzanares, manso.João Moura: ovación. Fermín Bohórquez: oreja. Pablo Hermoso de Mendoza: oreja. Andy Cartagena: oreja. Por colleras.- Moura-Cartagena: vuelta. Bohórquez-Hermoso: ovación. Plaza Monumental, 6 de junio. Casi media entrada.
Bohórquez se llevó una oreja verbenera, porque, aunque tuvo algún momento lucido, falló en la colocación y marró en más de una ocasión. Hermoso de Mendoza no vino con Cagancho, pero tiene una cuadra tan excelente que apenas se notó su ausencia, con un Chicuelo magistral yendo de frente al toro y con un Aldebarán que aquí todavía está por descubrir. Cartagena estuvo rápido y espectacular con el mejor toro de la tarde, con la consabida puñalada final, que, desgraciadamente, se está haciendo habitual en el mundo del rejoneo.
Babelia
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