Vélez, la tierra del minifundio electoral
La autovía del Mediterráneo ha colocado a Vélez a 18 minutos por carretera de Málaga. Esta obra de infraestructura ha cambiado el municipio. Su fisonomía y su futuro. La autovía no sólo ha traído vehículos. Si la prosperidad se mide por las inversiones, a Vélez por esta carretera le ha llegado Mr. Marshall. Fuentes municipales aseguran que actualmente hay actuaciones privadas en marcha por valor de 11.000 millones de pesetas, lo que representa más de dos veces y media el presupuesto del ayuntamiento. En Torre del Mar, la principal franja turística de la localidad, se construyen 2.000 viviendas y hay un proyecto para levantar una cantidad similar de casas entre este núcleo y Caleta de Vélez, un triángulo de ocio de un millón de metros cuadrados. Además, en otoño del 2000 Vélez tendrá la primera gran superficie comercial de la zona oriental de la provincia. Un proyecto de la Azucarera Larios que construirá Vallehermoso con una inversión de 5.000 millones de pesetas. El municipio se enfrenta al reto de la hora de la Costa del Sol oriental, la franja pobre del litoral malagueño. De momento, la ciudad, la tercera más poblada de la provincia, ha experimentado un notable cambio en su fisonomía. El alcalde socialista, Antonio Souvirón, ha logrado que la Junta respalde el proyecto del primer tranvía ligero de Andalucía. Mientras llega, Souvirón ha colocado en el centro de la ciudad una maqueta a tamaño real del futuro tren con un cartel a bolígrafo que anuncia en su recorrido: "Vélez". Al hilo de las inversiones autonómicas se ha realizado la ronda de circunvalación de la ciudad y la avenida que une Vélez y Torre del Mar, una obra que ha cambiado la primera imagen que al llegar se tiene del casco urbano. Los fondos europeos han hecho el resto, llenando de adoquines y farolas el casco histórico. Engancharse al tren del futuro es el principal reclamo de los partidos políticos en estas municipales. Pero los vecinos se muestran menos optimistas con la clase política que les ha tocado. Y es que en Vélez está cambiando casi todo, menos los políticos y su forma de hacer política. Es la tierra del minifundio electoral. Para el 13 de junio en Vélez, que elige 25 concejales, hay nueve formaciones políticas que aspiran a la alcaldía. Pocas, si miramos comicios anteriores. En 1991 fueron bastantes más. Todos los partidos tradicionales llevaban enfrente una lista de cabreados, dirigentes que habían abandonado sus formaciones y creado un partido propio. Esta amalgama, que casi se repitió en 1995, provocó que la última corporación estuviera formada por ocho grupos, nueve al final de la legislatura por el pase al grupo mixto de la edil verde. Las dos formaciones más representativas, PP y PSOE, estaban formadas por seis concejales cada una. Ambas han tenido alcalde en la legislatura. Primero el popular Francisco Toboso, luego el socialista Antonio Souvirón. Los dos tuvieron que llegar a pactos con hasta cuatro formaciones políticas para subirse al sillón municipal. Con todo, el principal problema político de Vélez pasa por Torre del Mar, núcleo que plantea la segregación del municipio. La atomización disgrega los votos en Vélez, mientras el Grupo Independiente Pro Municipio de Torre del Mar (GIPMT) logra concentrarlos en su lista. El resultado: el partido que aboga por la independencia es tradicionalmente la tercera fuerza municipal. Su peculiar líder, Manuel Rincón, volverá a encabezar la lista, tras lograr que un tribunal suspendiera cautelarmente una sentencia que le inhabilita para ejercer cargo público. La inestabilidad política ha perjudicado el desarrollo de Vélez y durante largo tiempo ha hipotecado su futuro. En los plenos se han producido enfrentamientos, y no sólo verbales. Algunos terminaron en agresiones. Los ataques invaden el terreno de lo personal y familiar. Más de un edil ha llegado a acudir a los órganos municipales con grabadora para recoger los ataques que sufría y acudir a denunciarlos a los tribunales. La situación es tal en los plenos que uno de los aspirantes a la alcaldía lleva como principal reclamo electoral su intención de "desterrar los lamentables episodios sufridos en las sesiones plenarias, para evitar que el nombre de Vélez continúe asociado a los escándalos".
Si la prosperidad se mide por las inversiones, a Vélez la autovía le ha traído a "Mister Marshall"
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