Falta una semana
En los primeros días de campaña para las elecciones del 13-J, la lista del PP para el Parlamento europeo aventajaba en 5,5 puntos a la del PSOE, según el sondeo de Demoscopia que publicamos hoy. Hace cinco años, la ventaja del los populares fue de 10 puntos. El margen se ha estrechado a la mitad, pero parece poco probable que el desarrollo de la campaña pueda invertir las posiciones. Se trata de las primeras elecciones de ámbito nacional tras la victoria de Aznar. Un resultado como el que refleja el sondeo confirmaría que el PP ha ampliado durante sus tres años de Gobierno la diferencia mínima que consiguió en marzo de 1996. Pero el sondeo indica también que no hay una foto fija y permanente: el electorado socialista se moviliza ante la cita con las urnas y el voto de Izquierda Unida se muestra bastante volátil.En junio de 1994, la situación económica era todavía mala, y pésima la política, marcada por el desenmascaramiento y fuga de Roldán. Una parte del electorado que había votado a González en 1993, y que volvería a hacerlo en 1996, se abstuvo como forma de expresar su voto de castigo contra los socialistas, tocados por escándalos de corrupción. Por eso, es muy improbable que pueda repetirse un resultado como el de entonces.
En las europeas de 1994 las listas de los dos partidos mayoritarios estaban encabezadas por políticos senior de perfil similar: el ex ministro de Exteriores Fernando Morán y el que sería más tarde titular de esa misma cartera Abel Matutes. En esta ocasión el PSOE se adelantó con una candidata como Rosa Díez, con buena imagen y preparación política, y sin ataduras con el pasado. Ello obligó a Aznar a prescindir de una de sus ministras -de las cuatro que nombró para su primer Gobierno sólo sobreviven dos-, Loyola de Palacio, que en la negociación europea del aceite, la leche y otros productos agrícolas había adquirido una cierta vitola de Agustina de Aragón, aunque su efectividad haya sido más que dudosa en algunos casos. La esperanza de los socialistas era que, dado que Rosa Díez despertaba amplias simpatías a pesar de ser poco conocida, la campaña electoral le permitiera llegar a sectores dubitativos o abstencionistas para superar a su principal contrincante. Esa hipótesis no es descabellada, pero el sondeo, realizado durante los primeros días de campaña, no la confirma.
La coincidencia con elecciones locales y regionales favorece la participación. Fue del 68% en 1987, cuando también coincidieron, y no llegó al 60% en las dos ocasiones en que se celebraron por separado. Ahora se prevé una participación similar a la de 1987, lo que tal vez explicaría ese pronosticado estrechamiento de la ventaja del PP sobre el PSOE. Pero una parte de los casi cinco puntos que mejoran los socialistas vendrían de IU, a la que se augura una catástrofe: un porcentaje inferior al 9%, frente al 13,5% de hace cinco años. Sería un fracaso considerable de Anguita, que ha visto en Kosovo una ocasión para recuperar los votos negativos en el referéndum de la OTAN. Aparte de que han pasado 13 años -excepto para el coordinador general, orgulloso de decir siempre lo mismo-, tal vez el problema haya sido de exceso de celo: considerar criminales de guerra a Solana a los gobernantes socialdemócratas europeos no parece el mensaje más seductor para allegar votos socialistas. Pero tampoco los demás se han reprimido a la hora de sustituir los argumentos por las frases con voluntad ofensiva que les preparan los más chistosos de cada casa.
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