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Tribuna
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Fascismo

Juan José Millás

Nos hicimos los tontos, para no discutir, cuando el Gobierno dijo que el Ministerio del Medio Ambiente no se sentía aludido por la catástrofe de Doñana. Más tarde aceptamos como lógicas las razones esgrimidas por Arias Salgado para demostrar que el Ministerio de Fomento no tenía ninguna responsabilidad en la gestión aeroportuaria. Hemos escuchado jurar y perjurar, atónitos, a Loyola de Palacio que el verdadero titular de la cartera de Agricultura, cuando este ministerio se dedicaba al cultivo de la coca (o de los López Coca) era José Bono. Más aún: hace dos días se nos hizo saber a través del titular de Exteriores que la guerra de Yugoslavia había sido desencadenada por Felipe González.Esta habilidad para escurrir el bulto, que ya dominaban en el cole los niños de derechas, tiene su gracia, y sirve para hacer unas risas con el café. Pero proteger al piloto que se deshizo sin contemplaciones de un cliente un poquito enfadado, pese a que la causante de la irritación era la propia Iberia, nos parece excesivo. Incluso aunque la tripulación tuviera un miedo insuperable al motín.

Y es que quien está organizando un motín diario son los pilotos y la compañía que permite estos comportamientos fascistas en sus naves. Un chulo de barrio, para quien su enemigo principal es el cliente al que ha cobrado un ojo de la cara por llevarle con dos días de retraso a Barcelona, debería ser expulsado de la compañía sin contemplaciones. Los damnificados, valga la paradoja, pagaríamos con gusto la indemnización. Una cosa es la incompetencia, la chapuza, la oligofrenia, y otra muy diferente el fascismo. Hay límites como el de tener violadores en la policía, generales golpistas en el Ejército o camorristas de taberna en la cabina de un Jumbo, que no se deberían traspasar. Y se traspasan. Socorro.

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Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

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