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Un convoy de metro con 19 viajeros recorre casi tres kilometros sin conductor

Vicente G. Olaya

Lo que parecía un rutinario viaje en metro acabó convirtiéndose en un enorme sobresalto: un convoy sin conductor y con 19 pasajeros a bordo enfiló en la noche del lunes casi tres kilómetros de la línea 9 del subterráneo sin detenerse en tres estaciones (Plaza de Castilla, Ventilla y Barrio del Pilar). El viaje sin control humano duró 3 minutos y 14 segundos, según Metro. Tuvo que ser el sistema de seguridad, denominado ATP e instalado en la red hace más de diez años, el que activase las alarmas para frenar el convoy, que circuló a una media de 51 kilómetros por hora. Mientras tanto, el conductor corría, de estación en estación y por los túneles, buscando su máquina.La pesadilla comenzó a las 0.54 de ayer, cuando un convoy de la línea 9 (Herrera Oria-Arganda del Rey) paró en la estación de Duque de Pastrana. El conductor, F. C. V., de 36 años, intentó reanudar la marcha. Pero la máquina no arrancó porque una de las puertas de uno de los coches estaba atrancada. El dispositivo de seguridad bloqueó el arranque. El maquinista abandonó su cabina para arreglar el problema de la puerta. Y lo logró.

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Pero cometió un error: dejó activado el regulador de marcha, una especie de acelerador. Cuando el ATP (protección automática del tren) recibió los nuevos datos (puertas cerradas, regulador de velocidad activado y semáforo en verde), dio vía libre y el convoy arrancó. El conductor se quedó en el andén mientras los pasajeros partían sin nadie a los mandos de la máquina. F. C. V. saltó a las vías para correr tras el convoy, mientras los ocupantes del último vagón, que le vieron, se preguntaban quién sería aquella persona que tanto gesticulaba.

Iván Soriano, de 23 años, viajero del segundo vagón, recuerda que el tren continuó "normalmente" hacia la estación de Plaza de Castilla, ya que nadie sospechaba que aquella persona que dejaban atrás era el conductor. "Los pasajeros que querían bajar en Plaza de Castilla se levantaron y se acercaron a la puerta. Los altavoces indicaron que estábamos a punto de llegar. Pero el tren no paró. Nos miramos extrañados, aunque no le dimos importancia. Ya pararía en la siguiente. Nos pusimos nerviosos cuando pasamos otra estación y las pantallas electrónicas se apagaron".

El sistema de emergencia frenó el tren porque pasó por una estación antes de lo previsto

En este caso, la caja negra ha determinado que fue el ATP el que ordenó parar el convoy, porque éste había pasado 30 segundos antes del tiempo previsto por la estación de Barrio del Pilar, ya que había ganado tiempo al no parar en las estaciones anteriores. El sistema de seguridad saltó 13 segundos antes de que los asustados pasajeros se decidiesen a pulsar el freno.De todas formas, Aurelio Rojo recuerda que el tren nunca habría llegado al final de la línea (la estación de Herrera Oria), ya que el sistema de seguridad está programado para detenerlo antes.

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El director de operaciones de Metro anunció además que se ha abierto un expediente informativo al conductor del convoy. Este empleado, tras perder el tren, decidió seguirlo a través de los túneles, "lo que era lógico, porque era el camino más rápido para encontrarlo", reconoce Rojo.

El sistema de seguridad ATP está integrado por un ordenador situado dentro de los túneles que envía unas señales eléctricas a los convoyes a través de las vías. Dos antenas situadas en la parte delantera del metro reciben los impulsos, que son descodificados por un ordenador situado en la cabina del conductor. Cuando un tren supera la velocidad máxima (50 kilómetros a la hora a su paso por una estación o 70 en un túnel), el ATP frena inmediatamente el convoy. Lo mismo ocurre si el metro se acerca demasiado a otra máquina o se pasa un semáforo en rojo.

Y esto fue lo que ocurrió. Como llegó con demasiada antelación a la estación de Barrio del Pilar, los semáforos se pusieron en rojo y el tren fue detenido por el ATP.

Aurelio Rojo recuerda que el sistema ATP está "completamente experimentado y conforme a los más avanzados del mundo". Afirma que su "filosofía de funcionamiento se basa en la seguridad total de los pasajeros, garantizando su integridad ante cualquier fallo humano o técnico". "Y la prueba la tuvimos ayer", destaca.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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