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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Milosevic mueve ficha

DESPUÉS DE dos meses de bombardeos de la OTAN y a sólo 24 horas de ser acusado de crímenes de guerra por el Tribunal Penal de La Haya, el presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, dio ayer la primera señal de que puede estar dispuesto a ceder. Después de largas horas de conversaciones en Belgrado con el mediador ruso, Víktor Chernomirdin, proclamó, en un comunicado firmado personalmente y difundido a través de la televisión oficial serbia, que acepta los "principios generales" del plan de paz para Kosovo elaborado por el Grupo de los Ocho (G-8) y la adopción de una resolución del Consejo de Seguridad sobre esas bases.De ser auténtico, este movimiento significaría que Milosevic acepta los principios de retirada de las tropas yugoslavas de Kosovo (aunque está por ver en qué grado) y el despliegue de una fuerza internacional (cuya composición puede seguir siendo un escollo) para proteger el retorno de los deportados. Al menos, el dictador yugoslavo se ha movido y lo ha admitido públicamente; también ha afirmado que se salvaguardará la soberanía y la integridad territorial de Yugoslavia, lo que significa que Kosovo continuará en el seno de la República Federal, si bien con un alto grado de autonomía.

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Cada vez más aislado en el exterior y cuestionado interiormente, con un país destrozado por los bombardeos y con una orden internacional de busca y captura contra él, Milosevic se había convertido en una amistad cada vez más indeseable y peligrosa para Rusia, pese a su tradicional amistad con Serbia. El dictador serbio se ha movido después de lo que ha debido ser un duro tira y afloja con Chernomirdin, a juzgar por la duración de su encuentro de ayer. El mediador ruso había preparado su viaje a Belgrado con los representantes designados por EE UU y la Unión Europea para la crisis de Kosovo, pero había llegado a afirmar públicamente, con tonos amenazadores, que, si no se detenía el bombardeo de la OTAN, Rusia debía renunciar a su labor mediadora. De la suspensión del bombardeo no se ha dicho nada, pero es un principio casi universalmente aceptado que los ataques se interrumpirán de forma simultánea al eventual acuerdo. Entre tanto, prosiguen.

Con Milosevic nunca se sabe, y la "prudencia" expresada anoche por la OTAN resulta comprensible. Pero si Chernomirdin regresó anoche a Moscú "satisfecho" y "seguro" de regresar la semana próxima a Belgrado con el mediador de la UE, el presidente finlandés, Martti Ahtisaari, es que ha conseguido que el presidente yugoslavo ceda algo. Está por ver si estamos en el principio de esa "solución política lo más rápida posible" por la que abogaron ayer en Toulouse Chirac y Schröder. Pero por vez primera en más de dos meses se abre un portillo para un acuerdo negociado.

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