Ruido

Aprovecho la irritación que me ha causado el ruido de un ciclomotor que acaba de pasar bajo mi ventana atronando y el hecho de estar en campaña electoral (lo que parece despertar la sensibilidad de nuestros munícipes) para escribir esta carta. Dicen los estudiosos del tema que nuestro país está situado en uno de los puestos de cabeza en el listado de los más ruidosos. Sirenas de todo tipo, perennes martillos neumáticos en las calles, músicas a todo volumen procedentes de vehículos convertidos en discotecas, bares de ambiente ensordecedor y, sobre todo, algo mucho más preocupante, ya que va camino de convertirse en una plaga sin control: las motos ruidosas.Suele tratarse, aunque no siempre, de máquinas de baja cilindrada a las que se les ha retirado el silencioso o a las que se han añadido artilugios ensordecedores en el tubo de escape con no se sabe qué intenciones, aparte de la de molestar, claro.

La mayoría de ellas circulan libremente por las calles de nuestras ciudades sin que ningún agente de la autoridad, patrulla verde, etcétera, les detenga e impida su circulación en esas condiciones, basándose en las molestias que causan a la ciudadanía.

El ruido, entendiendo por tal un sonido molesto y no deseado, y la contaminación acústica en general deben ser considerados como una agresión física más, igual que si se tratara de un puñetazo en el mentón o una patada en el hígado y, por tanto, debiéramos defendernos de ello o, al menos, debieran hacerlo las autoridades. No hace falta señalar aquí las nefastas consecuencias que tiene para la salud humana. Piénsese que una sola de estas motos circulando por la noche es capaz de despertar a media ciudad, muy especialmente en verano.

Quiero proponer desde aquí a la autoridad competente una campaña nacional contra las motos ruidosas que las erradique de nuestras calles. Sus niveles sonoros superan en mucho el máximo permitido por la ley, y si a esto se añade el hecho de que buena parte de nuestros ayuntamientos más importantes disponen de ordenanzas antirruido, la situación de impunidad con la que circulan en la actualidad no se explica. Creo que éste es un problema muy fácil de solucionar. Sólo hacen falta ganas para ello.-