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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un violador en comisaría

El País

ESTREMECE SABER que en una comisaría de Bilbao hay un policía violador emboscado tras el silencio cómplice de sus compañeros. El Tribunal Supremo no ha podido identificarlo, pero ha establecido como hecho probado que un funcionario violó a una inmigrante brasileña mientras se hallaba detenida en los calabozos de la comisaría bilbaína bajo custodia policial. La individualización de la responsabilidad penal ha impedido a la justicia determinar quién hizo la fechoría, pues tanto el acusado como sus cómplices se han cubierto entre sí "por mor de trasnochadas ideas corporativas y de un compañerismo mal entendido", señala el Supremo.Pero si la justicia no ha podido sancionar al autor material del delito para no vulnerar el derecho a la presunción de inocencia, los responsables de la polícía sí pueden y deben castigar como se merecen a los funcionarios conchabados para ocultarlo. Es inconcebible que en el momento de los hechos, hace cuatro años, no se tomara una medida tan elemental, en modo alguno incompatible con el procedimiento penal, como la suspensión cautelar en sus funciones de los encargados de los calabozos, pues es obvio que, o faltaron a su deber de custodia o decidieron mirar hacia otro lado. O ambas cosas. Pero no hay excusas para no hacerlo ahora, tras haber quedado judicialmente desmostrado que la violación existió y que un funcionario policial, prevaliéndose de su condición, cometió ese delito.

La incapacidad para descubrir al culpable convierte en sospechosos de encubrimiento a todos los funcionarios de esa comisaría. Su corporativismo les implica a todos. El Fuenteovejuna en el que se escudan encubre una actuación vergonzosa cuya impunidad les deshonra a todos, aunque sólo uno sea el autor. Para el Supremo, esos funcionarios no merecen seguir en sus puestos y reclama a sus mandos que adopten medidas disciplinarias. Es posible que se haya quedado corto. Lo que realmente merecen es su expulsión de la policía. ¿O el concepto ético y profesional de la policía es compatible con la existencia en su seno de violadores y de cómplices de violadores?

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