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Entrevista:ANA MARICALVADECLAMADORA Y POETA

"Los poetas en Madrid viajan en el metro y trabajan en pizzerías"

Con una mirada límpida y sin una gota de maquillaje, Ana Maricalva, de 25 años, desgrana a borbotones su pasión por la poesía. Es filósofa, además de declamadora, y no se atreve a llamarse poetisa, aunque escribe y publica versos intimistas. Nació en Madrid, pero a los pocos años se fue a vivir a la bella localidad segoviana de El Espinar. Hace seis años que ha retornado y, desde entonces, cada día descubre embelesada un rincón poético en su ciudad natal. Junto a un grupo dinámico que cosecha literatura de poetas jóvenes, Ana Maricalva lleva recitales poéticos a la calle, a los conventos, a las cárceles, a las piscinas, a cualquier lugar. Con el colectivo es cómplice también en la creación de un libro, Aldea poética, que la ha hermanado a ella y a sus compañeros, a su vez, con escritores en castellano de una treintena de países. Esta aventura tiene una segunda parte. Maricalva, sus amigos y la editorial Ópera Prima buscan a poetas, letristas y músicos para crear un libro vivo con poemas y canciones inéditas en castellano.Pregunta. ¿Cómo relaciona la filosofía con la poesía?

Respuesta. Mi búsqueda es el diálogo de la filosofía con la poesía. Aunque son de ámbitos diferentes, ambas se nutren y se complementan. Como dijo María Zambrano, el filósofo busca las verdades de la vida y el poeta las escribe, porque vive en la palabra.

P. ¿Qué significado tiene para usted la poesía?

R. Es búsqueda de la existencia y de la vida. De todas las artes, la poesía es la más cercana a lo esencial. Es capaz de expresar, con pocas palabras, lo que de otra forma es casi imposible.

P. ¿La poesía es una vocación de unos pocos en esta ciudad?

R. Los poetas en Madrid viajan en el metro y trabajan en pizzerías. Hay un número muy elevado de poetas anónimos. Por eso, con Aldea poética queremos encontrarlos.

P. ¿Cuál es su mensaje para los poetas anónimos?

R. Creo que deben ser más rebeldes: gritar sus versos desde el lugar en el que estén. Si no lo hacen, la poesía será marginal. Y ninguno debe olvidar que el poeta es esclavo de la palabra.

P. ¿Dónde se esconden las musas en esta ciudad?

R. Las musas se escon-den en cada plaza, en ca-da café, en cada rincón del metro. Madrid está cuajada de lugares por descubrir. No se trata de un paraje bohemio, sino real. Por eso, los poetas hacen referencias al metro, a los barrios marginales, al paro...

P. ¿Cuál es su meta?

R. Voy hacia la belleza, en su busca, que es la utopía irrenunciable, la belleza como buenamente la entienda cada uno. Me gustaría ser una buena poeta. Y, por encima de todo, quiero ser feliz.

Aldea poética II. Plaza de Santa Catalina de Donados, 3, 28013 Madrid. Poemas y canciones. Antes del 31 de julio de 1999.

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