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Estudiantes de un colegio gaditano salen de las aulas para estudiar "in situ" la marisma de la bahía

De los libros a la realidad. Durante 15 días los alumnos del colegio Argantonio de Cádiz abandonaron la teoría de las aulas por la ilustración de la vida natural. Dos profesores, el biólogo José María Torres Castilla y la pedagoga Amelia Márquez López, y el director de este centro, José Manuel García Gil, aplicaron una nueva técnica de enseñanza que acercó el ecosistema de las marismas de la Bahía de Cádiz a los estudiantes de 1º y 2º de ESO. Éstos se desplazaron a este paraje natural protegido que, a pesar de su proximidad geográfica, les era desconocido casi por completo. "Lo tienen prácticamente a la puerta de su casa y no conocían su vegetación, fauna y su increíble valor ecológico", subrayó Torres Castillo, quien aseguró que esta experiencia ha satisfecho los objetivos programados de conocer, observar y analizar el ecosistema de la marisma gaditana, y, por otra parte, acrecentar el respeto de los jóvenes por la naturaleza. Las actividades desarrolladas por estos chicos perseguían el conocimiento general de los factores físico-químicos del biotipo. Los estudiantes analizaron el PH, la granulometría y el contenido en agua de los diferentes tipos de suelo. Los componentes químicos del agua marina con sus diversas mareas y la adaptación de los seres vivos a los factores abióticos también centró parte del trabajo académico del colgio Argantonio. Y en el empeño pusieron además de la voluntad y la curiosidad por aprender lo que veían, un equipo material en el que no faltaron las lupas, las cintas métricas, los frascos de cristal, las etiquetas, etcétera. Todo lo necesario para optimizar el trabajo. "Hemos podido comprobar el verdadero giro, no sólo en el conocimiento de este ecosistema por parte de nuestros alumnos, sino en su valoración y aprecio", precisa José Manuel García Gil, quien detalla que los chavales se han familiarizado además con herramientas y materiales científicos y con conceptos como el PH o la humedad. El estudio del ecosistema de la zona del río San Pedro, como se llama esta experiencia que ha requerido de la aplicación de técnicas cognitivas, manipulativas, de expresión-comprensión y de relación-socialización, ha merecido el reconocimiento del Primer Certamen de Experiencias Didácticas que ha convocado Anaya Educación. El jurado ha distinguido este ensayo con el segundo premio nacional, dotado con un millón de pesetas, por su especial valor pedagógico. Según el fallo del certamen, sobresale "la adecuada utilización de las técnicas básicas del trabajo científico de campo, la capacidad de movilizar a los alumnos para efectuar una actividad fuera del centro escolar, el excelente trabajo completado por los alumnos y el valor educativo del contenido de la experiencia".

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