La OTAN aumenta la intensidad de los bombardeos ante el bloqueo de la diplomacia
La OTAN está incrementando la intensidad de sus ataques aéreos a Yugoslavia y lo va a seguir haciendo en los próximos días. El objetivo de la Alianza es lanzar su mayor ofensiva en las tres próximas semanas, para forzar un acuerdo definitivo con Rusia -que en buena lógica habrá sido aceptado previamente por Belgrado- en la cumbre de jefes de Estado o de Gobierno que el G-8 (los siete países más industrializados del mundo más Rusia) celebrará el 18 de junio en Colonia. Un fracaso en esa cumbre reabrirá, con todas sus consecuencias, el debate sobre la toma de Kosovo por la fuerza con tropas de tierra.
"No hay fecha límite para los bombardeos. Sólo Slobodan Milosevic puede poner fin a ellos en cuanto acepte las cinco condiciones que le exige la comunidad internacional", declaró ayer retóricamente uno de los portavoces de la Alianza, Peter Daniel. Pero sus palabras no parecen coincidir con la realidad. La cumbre al más alto nivel que celebrarán el 18 de junio EEUU, Rusia, Canadá, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Japón parece cada vez más una fecha clave en la evolución de la guerra.Los aliados quieren utilizar esa cita para cerrar definitivamente un acuerdo con Rusia que permita ir al Consejo de Seguridad de la ONU con una propuesta de resolución. La OTAN da por descontado que Rusia sólo aceptará un acuerdo si éste tiene el apoyo de Milosevic, "porque para eso está yendo Víktor Chernomirdin [el mediador de Moscú] a Belgrado, para conseguir el apoyo de Milosevic a la propuesta de resolución". Y, por supuesto, también da por descontado que ese acuerdo sólo tedrá el apoyo aliado si contempla las cinco condiciones de la comunidad internacional, empezando por la retirada de tropas (si no total, sí lo bastante amplia como para permitir el regreso de los refugiados) y por el despliegue de una fuerza internacional. Esas dos premisas significan que un acuerdo con Rusia en el G-8 equivaldrá al final del conflicto.
Invasión por tierra
El ministro alemán de Defensa, Rudolf Scharping, defendió ayer la necesidad de intensificar los combates para presionar a Milosevic y conseguir un acuerdo en la cumbre del G-8, aunque sigue descartando la invasión por tierra. En una rueda de prensa transmitida en la sede de la OTAN en Bruselas desde el campo de refugiados de Cegrane (Macedonia), Scharping consideró "artificial" el debate sobre la opción terrestre y defendió la negociación con Rusia como vía de salida al conflicto. "La cumbre del G-8 en Colonia nos va a dar la oportunidad de encontrar una solución común con Rusia", declaró el ministro. "Si somos pacientes conseguiremos nuestros objetivos. La estrategia es la buena".
La decisión de forzar la maquinaria militar para sacar una conclusión definitiva el 18 de junio tiene un objetivo. Si las negociaciones fracasan hay que plantearse en serio el debate sobre la invasión terrestre, porque, en caso de considerarse necesaria, ésta ha de producirse en pleno verano para que concluya antes del invierno.
Hasta entonces, la OTAN quiere que ese debate quede aparcado. A pesar de esos deseos, el Reino Unido sigue agitando la bandera de la intervención y EEUU empieza a definirse hacia esa opción. "No descarto otras opciones militares", escribió el domingo el presidente Clinton en The New York Times. Una toma de posición que se interpreta en Bruselas como un primer acercamiento de la Casa Blanca a las tesis del Pentágono a favor de la intervención terrestre.Sus palabras refuerzan las posiciones de Londres, reiteradas ayer por su ministro británico de Defensa, George Robertson, que pidió un reforzamiento "rápido" de las tropas aliadas en los Balcanes.
(El presidente del Gobierno español, José María Aznar, asistirá hoy en Bruselas al Consejo Atlántico y se reunirá con el secretario general de la Alianza, Javier Solana, y con el máximo mando militar aliado, Wesley Clark. También se prepara un posible viaje de Aznar, el próximo domingo, a Albania, al campamento gestionado por España).
Las crecientes presiones de países como Italia, Grecia y Holanda, a favor de hacer concesiones a Rusia para forzar un acuerdo, no son ajenas a la reflexión general de que, si éste no llega pronto, la OTAN deberá plantearse en serio la invasión terrestre. Italia ha apoyado las exigencias de Moscú a favor de parar la ofensiva aérea antes de que se vote una resolución en el Consejo de Seguridad. Pero también ha admitido que si, una vez respaldadas por la ONU, Yugoslavia sigue sin ceder, todas las opciones quedarán abiertas.
De momento, Milosevic no sólo no parece dispuesto a acatar esas exigencias, sino que sigue enviando tropas de refresco a Kosovo. Quizá porque está empezando a prepararse para afrontar una intervención terrestre de los aliados.
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