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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

¡Claro, es que sólo recogen flores...!

Escribo a su periódico, del que soy asidua lectora, para relatar lo que me ocurrió la tarde del jueves 13 de mayo de 1999 por la calle de Alcalá, y es que no se puede ser limpio delante de la competencia.Venía con mi perrita del veterinario y, a la altura del semáforo del Ministerio de Educación (¡qué paradoja!, lo digo por la escasez de la misma en el sujeto que viene a continuación), Canela se puso a hacer sus necesidades, y yo, como siempre, a recogerlas (no es ningún sacrificio, lo veo lógico y creo que debe hacerse siempre; para mí es tan natural como darle de comer o bañarla), y lo hice con un trozo de papel de periódico y con servilletas de papel, porque no tengo ni encuentro cerca los dispensadores verdes de bolsitas para tal fin, así que me pertrecho de papeles para poder recoger las cacas.

Hasta ahí bien; pero, de repente, al ir a echar el envoltorio a la papelera de la izquierda del semáforo, llega hasta ella un barrendero con su carrito y se para delante; consideré lógico echar en el carrito, que se interponía entre la papelera y yo, el envoltorio, que por otra parte no es plato de gusto llevarlo en la mano. Eché el paquetito y una mirada casi me fulmina: "Oiga, la próxima vez utilice la papelera". Claro, a voz en grito, que parecía que el que llevaba la razón era él, y así la gente puede pensar qué guarros somos los amos de los perritos. La nueva afición de mis convecinos, pobres. Le dije, educadamente: "Perdone, pero estaba a punto de mancharme y creo que ese carrito es para la basura, ¿no?". Para qué se lo diría. Empezó a gritarme de malas maneras, y que si las bolsitas, y las bolsitas; que si no sé qué.

Le dije: "Pongan más dispensadores (porque en mi zona la calle de Infantas está desierta, y no digamos la calle de Alcalá), que si le parece, por no tener bolsitas, se lo dejo allí en medio". Bueno, siguió gritando, como si yo fuera sorda, el vejete, con cara de mala leche, queriendo guerra. Yo me callé, encima, y crucé el semáforo, oyendo a lo lejos los gritos de ese pobre hombre.

O sea, que no sólo no nos lo ponen fácil, ahora resulta que la mierda debe ir en bolsitas, el papel no vale y los carritos que llevan los barrenderos deben ser para que les echemos flores, porque ponerse así por un trozo de periódico algo maloliente... En fin, que no lo entiendo, yo preferiría no tenerla que recoger del suelo si estuviera en su lugar, aunque seguro que ni la recogería, con lo histérico que se puso, seguro que no, porque para eso estamos los dueños y, además, lo hacemos muy a gusto. La próxima vez que el Ayuntamiento me escriba, como propietaria de un perro, para recordarme mis obligaciones, que, por favor, me mande un cargamento de bolsitas para poder ir por la calle enseñándoselas a los barrenderos tan mal educados y gritones como los del jueves 13.

¡Ah! y, por favor, no pinten de verde los carritos para las flores, es que una se confunde y se cree que son para la basura.- .

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