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EL 'CASO DEL LINO'

Un producto fuertemente subvencionado que no tiene salida industrial

El lino es un cultivo que ha tenido un desarrollo espectacular en los últimos seis años, pasando de menos de 200 hectáreas en 1993 a las casi 100.000 hectáreas de la actual campaña. En el mismo periodo las ayudas han pasado de 23 millones de pesetas a casi 10.000 millones, para una producion mínima que debería ser teóricamente de 100.000 toneladas.Se da la circunstancia de que, a pesar de la alta producción de lino que hay ahora en España, los fabricantes textiles siguen importando todo el lino que utilizan. Las importaciones superan las 14.000 toneladas. ¿Qué ocurre? Justificado el cumplimiento de los requisitos para el cobro de las ayudas comunitarias, gran parte de la producción se acaba perdiendo.

Y es que, frente a lo que sucede con otras producciones agrarias, la práctica totalidad del lino que se cultiva en España no tiene una utilidad industrial una vez que ha sido transformado. A la postre, el agricultor, propietario del lino, lo almacena o lo acaba destruyendo.

Aunque han proliferado cultivadores que buscan la subvención como único objetivo, hay agricultores e industriales que estiman imprescindible establecer un orden en el cultivo y que se fijen unas cantidades y que el producto tenga salida industrial.

El lino es una de las producciones más incentivadas en la UE, con una media de 120.000 pesetas por hectárea. Esta ayuda se acordó para potenciar el cultivo en países del centro y norte de la UE, destacando Bélgica, Francia o el Reino Unido. A la vista de la cuantía de las ayudas, todos los países comunitarios se sumaron a las siembras del lino. España no ha sido una excepción con las dos Castillas a la cabeza (35.000 hectáreas en Castilla-La Mancha y 29.000 hectáreas en Castilla y León).

Con el fin de evitar el fraude, la Administración impuso condiciones mínimas para acceder a las ayudas: uso de 100 kilogramos de semilla certificada y recolección mínima de 1.000 kilogramos por hectárea, que ahora ha subido a 1.500 y de las que sólo se entrega el 35% si no se alcanza. En la presente campaña la producción mínima es de 1.500 kilogramos. En Castilla-La Mancha se prohibió sembrar en una misma tierra dos campañas seguidas.

Con este mecanismo se frenó la expansión del lino. Pero no se logró controlar la siembra. Se han seguido produciendo irregularidades. ¿Cómo se puede hacer el fraude? Un agricultor puede no obtener 1.500 kilos por hectárea, no recoger el producto y, sin embargo, figurar como que ha entregado esa cantidad si se hace una compensación entre quienes han entregado más kilogramos por hectárea. Si la empresa transformadora tiene directamente el cultivo de muchas hectáreas puede aplicar ese mismo sistema y figurar como que se han cumplido los mínimos de producción.

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