Cabra, la cultura busca industria
La ciudad de Cabra, al sur de Córdoba, se distingue por su carácter cultural, algo que lleva a gala. Si se le pregunta a un egabrense qué destacaría de su pueblo sin duda hablará del conservatorio, de su historia, del Centro Filarmónico y de la Virgen de la Sierra. Insistiendo en cuestiones más mundanas, lamentará la falta de industria y las alarmantes tasas de desempleo. Acto seguido se comparará con la vecina Lucena, protagonista de un gran desarrollo industrial y económico, para terminar diciendo que como Cabra no hay otra. Las opiniones se delimitan en estereotipos. Si es un industrial remarcará la falta de iniciativa empresarial. Si un anciano, la cultura y sus romerías a la ermita. Un joven enfatizará la falta de empleo. Pero en todos ellos se aprecia el orgullo por su pueblo y el reconocimiento a la calidad de vida que en él existe. Las cifras ayudan a valorar el sentir ciudadano. Según datos del Instituto de Estadística de Andalucía, Cabra tiene 20.819 habitantes y un paro registrado en las oficinas del Inem del 11%. El porcentaje aumenta hasta el 19% cuando se contemplan las personas desocupadas no inscritas en los archivos del Inem. La renta per cápita asciende a 1.125.000 pesetas. Los datos mejoran con creces los habituales en la Andalucía rural. Ciertamente, la localidad no tiene grandes industrias, pero sí pequeñas empresas familiares dedicadas al sector servicios. A ello se une el trabajo en el campo. Cabra cuenta con un término grande lleno de olivos. Trabajo estacional que se suma al que proporciona la multitud de huertas localizadas en los alrededores del pueblo. La producción de zanahorias, así como la de claveles, está en alza. No obstante, la comercialización de estos productos corren a cargo de empresas situadas fuera de la provincia, algo de lo que se lamenta en el pueblo. El análisis no sería completo sin tener en cuenta tres factores importantes: Cabra cuenta con el único hospital de la comarca, el Infanta Margarita, en el que trabajan cerca de 1.000 personas, y si bien la mitad no vive en el pueblo, sí que aporta riqueza a la economía local; tampoco se pueden pasar por alto las instalaciones de la Asociación de Promoción al Minusválido, Promi, que ocupa a 220 discapacitados, y, por último, destacar la cercanía de Lucena, que estando a tan sólo 8 kilómetros permite a muchas personas tener allí el trabajo, sin por ello abandonar su residencia en Cabra. La ciudad está gobernada desde hace ocho años por el historiador José Calvo Poyato, del PA. El alcalde cuenta con el apoyo de gran parte de la ciudadanía y el respeto de todo el mundo. Prueba de ello fue la mayoría aplastante que obtuvo en 1995. El PA consiguió 13 concejales, el PSOE se quedó en 5; el PP, en 2; e IU, en 1. Por si fuera poco, debilitando aún más la labor de oposición, uno de los ediles del PP se pasó al grupo mixto durante el mandato. Tan abultado resultado en Cabra permitió al PA obtener un sillón de diputado provincial, que ocupa Calvo Poyato. El actual alcalde repite como candidato de su partido con el objetivo de revalidar la mayoría absoluta. El PSOE presenta a Francisco Arrebola, concejal socialista en anteriores etapas. Su partido gobernó la ciudad desde 1979 hasta la llegada de Calvo a la alcaldía en 1991. El PP acude a las urnas con Eva Ostos, antigua número dos. Ostos es de hecho la cabeza visible del PP desde que el anterior candidato, Enrique Bellido, dejara su puesto de concejal para ocupar un escaño en el Senado. Por último, IU encabeza su lista con Manuel Carnerero, su actual representante en el consistorio. La empresa, de lado Desde la oposición se critica a Calvo el que quizá haya dedicado todo el esfuerzo municipal a la cultura dejando de lado el impulso empresarial de la ciudad. Éste, evidentemente, lo niega. En cualquier caso, el discurso político que se oirá en Cabra en los próximos días, sea el partido que sea, apostará por revitalizar la economía ofertando suelo para el establecimiento de empresas, así como aprovechar el tirón turístico que supone el que parte de su término esté incluido en el Parque Natural de la Subbética. Todo ello sin perder la marca de la casa: la cultura, su Semana Santa y la romería de los Gitanos, recientemente declarada de interés turístico nacional.
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