Iberos en el ciberespacio
NUEVAS TÉCNICASCONCHA ARAÚJO, Jaén Hasta hace relativamente poco, los arqueólogos se imaginaban, a partir de sus datos, como debieron ser las cosas. Ahora, la informática les permite recrearlas y transformar los resultados de las excavaciones y las consultas bibliográficas en realidad virtual, para que el ordenador se convierta en una especie de nave del tiempo. Esta es la nueva apuesta del Centro Andaluz de Arqueología Ibérica, con sede en la Universidad de Jaén. El proyecto se llama Himilce, "porque es la primera mujer que aparece en la historia de Jaén", explica el profesor de Arqueología Manuel Molinos, coordinador de un programa en el que participan centros de investigación de cuatro países de la Unión Europea. Himilce fue una princesa ibera, la esposa del general cartaginés Aníbal. Su patria era Cástulo, uno de los principales yacimientos iberorromanos de la provincia. La idea resulta bastante simple. Durante los últimos 15 años, equipos de Instituto Arqueológico Alemán, de la Universidad de la Soborna, (Francia) y de las Universidades españolas de Jaén, Sevilla, Castilla-La Mancha y la Complutense, han trabajado en asentamientos iberos de la provincia. Los datos ya están, ahora es cuestión de darles forma para que se conviertan en un programa didáctico e interactivo. Para que la vertiente tecnológica cuente con los resultados esperados, forma parte del equipo el Centro de Cálculo (CINECA) de Bolonia (Italia), una institución en lo que a informática aplicada se refiere. De hecho, desde que comenzó a gestarse la posibilidad de recrear los asentamientos iberos, la Universidad de Jaén ha enviado becarios al CINECA para que fueran adquiriendo los conocimientos específicos. Manuel Molinos señala que los primeros ensayos se han realizado con Puente Tablas, un yacimiento próximo a la capital que estuvo habitado entre los siglos VIII y III anteriores a nuestra era. Se trata de una ciudad, rodeada por una doble muralla de unos ocho metros de altura, que en tiempos fue de color rojo -un tono básico, junto al blanco y al negro, en la cromática ibera-. Sobre el terreno se ha excavado apenas un tercio de lo que debió ser el oppidum (poblado). No obstante, comenta Molinos, en este espacio se cuenta con "una ventaja". En su día se realizaron análisis geoeléctricos que, junto a la información que se obtuvo de las excavaciones, permiten establecer como fue "la trama urbana". Por tanto, "se recrean elementos que no se han podido ver y que no se podrán ver en años", todo ello desde "una perspectiva objetivizada y científica del pasado", matiza Molinos, porque nada de lo que se verá en la pantalla del ordenador será producto de la imaginación. Viaje por Cástulo En el primer ensayo se han recreado viviendas y el aspecto inicial de la ciudad. Los próximos dos años se emplearán en establecer un recorrido virtual por los principales yacimientos iberos de que dispone Jaén -se tiene constancia de 545, aunque apenas son 10 los que pueden visitarse-. Así, quien se haga con uno de estos CD-ROM podrá darse una vueltecita por Cástulo (Linares), pero no el asentamiento actual, donde la maleza cubre los vestigios, sino por la ciudad que fue. Otra opción será introducirse en los recovecos de la cámara funeraria de Toya (Peal de Becerro), o bien contemplar el pórtico de El Pajarillo (Huelma), y encontrar las figuras que el tiempo desmembró completamente reconstruidas y flotando sobre el lago que impresionó a quienes lo conocieron. Arturo Ruiz, director del Centro Andaluz de Arqueología Ibérica, señala que uno de los aspectos más novedosos de la propuesta se refiere al método de reconstrucción, dado que hasta ahora la realidad virtual se ha aplicado, fundamentalmente, a elementos arquitectónicos. Sin embargo, los equipos que han investigado el pasado ibero cuentan con elementos más que suficientes para reproducir los entornos naturales. El objetivo final, cuando el programa esté terminado, será colgarlo en Internet, para la difusión generalizada. De momento, la intención es convencer a la Unión Europea para que aporte el 50% de los 300.000 euros (unos 50 millones de pesetas) en que se ha valorado la iniciativa. El resto corre por cuenta de los centros de investigación implicados y de la Diputación Provincial de Jaén que aportará 45.000 euros que, junto a los 35.000 de la Universidad de Jaén, la convierten uno de los principales socios.
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