Una avería en el metro a Arganda, inaugurado hace un mes, obliga a suspender el servicio
El servicio de metro a Rivas-Vaciamadrid y Arganda del Rey no funcionó ayer. De madrugada, cinco torres de la catenaria que suministra energía se desplomaron sobre las vías por causas desconocidas. Ocurrió cuando los trenes estaban en las cocheras, por lo que no hubo heridos. El servicio suspendido ayer se inauguró hace 32 días y corresponde a la primera experiencia de gestión compartida (las empresas privadas financiaron la construcción del trazado y participan en su explotación) del metro de Madrid. Los técnicos esperan restablecer el servicio hoy.
Treinta y dos días ha tardado la línea de metro más grande del mundo y la única de la región de Madrid que sale del término municipal de la capital, inaugurada por Ruiz-Gallardón el pasado 7 de marzo, en padecer su primera incidencia grave.Antes de comenzar el primer viaje de las seis de la mañana, las comprobaciones rutinarias de los técnicos del metro identificaron una anomalía en las inmediaciones de la estación de Rivas-Urbanizaciones.
La cuadrilla de averías identificó poco después que cinco columnas que sostienen la catenaria que alimenta de electricidad a los trenes estaban en el suelo, sobre las vías, a 300 metros de la estación, en una curva a la derecha y en sentido a Arganda del Rey.
Cerca de 30 operarios se desplazaron a resolver la incidencia, mientras los servicios de Metro instalaban en la estación de Puerta de Arganda, todavía en Vicálvaro, un cartel con el aviso: "Suspendido el servicio por avería", similar a los colocados en el resto de las estaciones de la línea, Rivas-Urbanizaciones, Rivas-Vaciamadrid, La Poveda y Arganda del Rey.
Un portavoz de Metro explicó ayer que los servicios técnicos de la compañía desconocían las causas que motivaron la caída de las torres. Tan sólo tienen clara la idea de que fue una de las torres la que se desplomó, arrastrando a las otras cuatro.
Los especialistas del metro en este tipo de averías pensaban reparar la catenaria en un tiempo suficiente para garantizar que el servicio recupere hoy mismo la normalidad desde las seis de la mañana.
El incidente recibió duras críticas entre los responsables políticos de Rivas-Vaciamadrid, municipio en el que se cayeron los cinco postes de la catenaria. Apuntan dos razones para el descontento:
- El Ayuntamiento de Rivas-Vaciamadrid, que gobiernan conjuntamente IU y el PSOE, se queja de la ausencia de información por parte de Metro. A las tres de la tarde de ayer, ni el alcalde de Rivas, Fausto Fernández (IU), ni Ceferino Riestra, primer teniente de alcalde y concejal de Obras, del PSOE, habían recibido explicaciones de la compañía. Lo único que atendían a esas horas eran quejas de los vecinos por la suspensión del servicio.
- Los dos ediles cuestionaron ayer la fiabilidad de las obras: "Los trabajos de construcción de la línea han estado fuera de todos los controles municipales y desconocemos si cumplen o no la legislación en materia de seguridad y control de calidad", afirma Ceferino Riestra. En similares términos se pronunciaba Fausto Fernández: "Vamos a exigir a Metro que nos garantice que esta obra cumple estrictamente la normativa".
El incidente se produce unos días después de que el consejero de Obras Públicas, Luis Eduardo Cortés, anunciase el proyecto de futuro para prolongar esta línea hasta la parcela que la Comunidad de Madrid ha reservado para levantar el aeropuerto de Campo Real, que sustituiría al de Barajas.
El proyecto de ejecución del tramo de línea ferroviaria a Arganda supuso una nueva experiencia de gestión mixta en la Comunidad: las empresas privadas financiaron la construcción de la línea y a cambio de esa inversión participan en la explotación comercial del servicio. El primer accionista de la línea es la compañía Metro de Madrid, con el 49% de las acciones, seguida de Caja Madrid, con otro 25%. El 26% restante se lo reparten entre las constructoras Fomento de Construcciones y Contratas y ACS. La unión de las empresas propició la construcción de los 18 kilómetros de vía férrea de la línea, que necesitó un presupuesto inicial de 18.000 millones de pesetas y que al final se acercó a los 20.000 millones.
Las mismas empresas que financiaron la línea crearon Transportes Ferroviarios Madrileños, sociedad que la explota comercialmente desde el día 7 de marzo.
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