Descubierta una sustancia que produce el mismo efecto que la insulina y abre el camino a la píldora antidiabetes
Millones de personas en el mundo que padecen diabetes dependen de la insulina que se inyectan diariamente para controlar su enfermedad. Para ellos es un sueño sustituir los pinchazos por una píldora, y ese sueño está ahora más cerca, tras el descubrimiento de una sustancia que tiene los mismos efectos de la insulina y puede administrarse por vía oral. El compuesto se ha ensayado en ratones y no se sabe cuanto tiempo tardará en ser una realidad terapéutica en humanos.Un científico español, Fernando Peláez, encontró la sustancia en cuestión, un hongo de plantas de origen africano, durante una investigación de búsqueda de un sustituto de la insulina en más de 130.000 muestras de productos naturales realizada por la multinacional farmacéutica Merck Sharp & Dome (MSD).
Un equipo científico internacional de la empresa, dirigido por Bei Zhang, presenta hoy el descubrimiento en la revista Science.
La insulina no se puede administrar en píldoras porque los jugos gástricos del estómago la destruyen y nunca llega a la sangre si se ingiere en lugar de inyectarse. El descubrimiento de este compuesto alternativo "demuestra que es posible encontrar moléculas absorbibles oralmente que funcionan igual que la insulina, con lo que se abre la puerta a una posibilidad de tratamientos por vía oral que mejoren sustancialmente la calidad de vida del diabético", comentó ayer Peláez, director del Centro de Investigación Básica en España (CIBE), de Merck Sharp & Dome.
La insulina es una hormona producida en el páncreas que desencadena la cascada de reacciones bioquímicas necesarias para que las células absorban de la sangre el azúcar -glucosa- que necesitan como combustible. El problema de los diabéticos es que o no producen insulina en su organismo (en los casos agudos, denominados insulino-dependientes) o un fallo en el sistema metabólico impide que su organismo la utilice debidamente. Y sin insulina, la glucosa no se metaboliza, permanece inútilmente en la sangre y en los tejidos y las células no reciben la energía necesaria. Además, provoca daños graves en el organismo.
Más de 120 millones de personas en el mundo padecen diabetes, una enfermedad incurable, y aproximadamente un 10% de ellos son insulino-dependientes, por lo que necesitan inyectarse diariamente la hormona que su organismo no produce. En España hay aproximadamente un millón y medio de diabéticos.
La alternativa perseguida y por Zhang y sus colaboradores era un sustancia capaz de imitar a la insulina, desencadenando las mismas reacciones bioquímicas, pero que fuese otro tipo de compuesto resistente al ataque de los jugos gástricos. Una sustancia así es la molécula bautizada L-783,281, que encontró Peláez, en 1996. Casi 40.000 muestras de productos naturales de origen microbiano habían sido ya analizadas cuando él dio con el compuesto clave.
Cuatro científicos del CIBE han participado en la investigación, que culminó en EEUU con la caracterización química del compuesto y con los ensayos en cultivos de laboratorios y en ratones diabéticos. Los científicos han demostrado la efectividad de la L-783,281 como sustituto de la insulina y no han encontrado efectos secundarios.
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