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Entrevista:

"Los bilbaínos tenemos una simpatía especial por Madrid"

No es muy corriente que un espectáculo teatral se transforme en película. Menos todavía que ese texto teatral haya nacido en el circuito alternativo y que su autor no sea un nombre consagrado de la escena, sino una actor, Ramón Barea, que lleva toda la vida trabajando en cine (sobre todo con directores noveles) y en teatro. La carrera de Barea, nacido en Bilbao hace 50 años, comenzó en el teatro independiente. De ahí pasó al cine sin alejarse de los escenarios, a los que ha seguido vinculado como director y autor de textos. Uno de estos escritos, Pecata minuta, acaba de llegar al cine con Txepe Lara como productor.Pregunta. Dice que esta película se podría definir como una comedia de costumbres desconocidas.

Respuesta. Se reproducen cuestiones de toda la vida. Nadie tiene acceso a un convento de monjas contemplativas. La película es una crónica de lo que puede ocurrir en un convento ahora mismo, pero en un convento de comunidades muy cerradas, con muy poco contacto con el mundo externo: ni ven la tele ni leen periódicos. Parece que un convento es un sitio en el que todo pasa muy despacio, pero en esta historia hay mucho ajetreo.

P.¿Conoce bien el mundo de las monjas y los conventos?

R. Hay una parte inspirada en cartas escritas por monjas en las que se hacía un llamamiento a las jóvenes para que entraran en la vida monacal. La película no es un documental. Pero sí tiene una base real. Hay veces que la realidad supera la ficción, y ése es el caso de las monjas contemplativas.

P.¿Por qué un tema religioso?

R. Me interesa ese mundo. No desde el punto de vista religioso, pero sí me interesan unas adolescentes que se encierran en un sitio en el que van a quedar de por vida. Llegan a tener congelado el mundo desde su visión de adolescentes.

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P. Pero usted convierte ese mundo en una comedia.

R. No es una comedia como género puro. Me gusta mezclar; aquí se pasa de la comedia a la tragedia.

P. Usted ha dicho que es necesario venir a Madrid.

R. Muchas de las iniciativas de cine estaban en productoras madrileñas. Lo que nunca he hecho ha sido quedarme a vivir aquí, aunque los bilbaínos tenemos una simpatía especial por Madrid. Hay un cierto paralelismo entre las dos ciudades, porque las dos son urbes de cruce de gente, han crecido con personas de todos lados. Esa sensación de mestizaje que tengo como bilbaíno la tengo también en Madrid, y me gusta.

P. Además, ahora está dirigiendo La ratonera en Madrid.

R. La verdad es que en Madrid siento un miedo absolutamente irracional, porque se multiplica todo por mucho. La tensión de un estreno aquí es mucho mayor, por lo grande que se vuelve todo.

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