El osario de Velázquez puede estar junto a la entrada del templo
Las dificultades económicas que Diego de Silva y Velázquez pasó en los últimos años de su vida -la corte le pagaba con mucho retraso- pueden facilitar ahora el hallazgo de su tumba, justo cuando se cumplen 400 años de su nacimiento. Los historiadores de la Comunidad de Madrid, que en los últimos días han rastreado archivos, bibliotecas y hemerotecas tanto de Madrid como de otras provincias, han elaborado una curiosa teoría.Según los expertos consultados, está demostrado que los familiares o amigos de Velázquez pagaron poco más de 200 reales por el nicho funerario donde fue enterrado. Esta cantidad, según los expertos, era demasiado exigua para que su cuerpo ocupase un lugar destacado en la iglesia. Se necesitaba mucho más dinero para que el cuerpo del fallecido fuese inhumado más cerca del ábside, zona reservada a las clases más pudientes y nobles. Por tanto, y partiendo de este dato, Velázquez descansaría cerca de la entrada de la iglesia y, por lo tanto, lejos del ábside.
Para el concejal de IU, Franco González, toda esta historia le parece una "opereta", ya que está convencido que la búsqueda de los restos del pintor es una treta de la Comunidad y del Ayuntamiento para "tener alerta a la opinión pública".
El monolito
Por otra parte, está casi constatado que las excavaciones municipales que se llevaron a cabo en los años cincuenta afectaron únicamente al ábside de San Juan, el mismo lugar donde ahora están excavando los arqueólogos regionales. Y también parece cada vez más claro que, si las investigaciones de los años cincuenta se limitaron a desenterrar sólo esa parte de la plaza -junto al actual monolito-, la tumba de Velázquez no habría sido afectada. Pero todo son suposiciones, recalcan los historiadores, porque no se ha hallado aún la memoria documental de aquellas excavaciones de hace cuarenta años.Mientras tanto, los expertos que trabajaban ayer a pie de obra centraron sus trabajos en devolver a la luz del día la totalidad de uno de los muros frontales del templo. Por ello, se ha ampliado la excavación varios metros más. Lo que aparezca a partir de ahora permitirá tener nuevos datos sobre el pasado de esta iglesia, construida en 1202. De ella, aunque se poseen los planos, hay poca información, pero sí se conoce su fin. Fue derruida por el rey José Bonaparte para crear espacios libres en torno al Palacio de Oriente. Surgió así la actual plaza de Ramales. El templo fue derribado en sólo tres días, lo que impidió arrasar sus cimientos. Entre aquellos muros, y en una de las criptas de la iglesia, según los textos del XVII, fue inhumado el pintor. Quizá junto a la puerta.
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