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Crítica:CLÁSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Paisajes y reflejos de Alfredo Aracil

La Orquesta de la Comunidad de Madrid ha presentado su último encargo, Paisaje invisible (Iy II), de Alfredo Aracil (Madrid, 1954). Historiador de Arte, intelectual de finos quilates y plurales atenciones, promotor y organizador con empeños como la renovación del festival granadino, Aracil es y se siente sustancialmente compositor. Sucede que, como es natural, en los rasgos de este compositor tienen su juego y ocupan su lugar las otras inquisiciones, alguna de las cuales, como el gran estudio sobre Juego y artificio del manierismo a la Ilustración, precede y casi coincide con los paisajes. Cuando escuchaba anteanoche las dos estancias o "jardines" que, separados por un concierto violinístico y el descanso, conforman la nueva partitura, se aparecían, cual impertinentes fantasmas, las ficciones, perspectivas y laberintos del hermoso libro de Aracil filtrados por la luz de la razón. Bien agudamente se manifiesta la razón en Aracil, pero no sucede menos con la sensibilidad: una añade al orden la minuciosidad perfeccionista; otra se manifiesta a través de incisivas y líricas sugestiones. Forma La idea de una forma en dos partes, con otras músicas de por medio, que de otra forma es antigua -recordemos cómo Chopin estrenó sus conciertos incluyendo entre el primero y el segundo tiempo la obertura de Semíramis, de Rossini-, me parece feliz, mas debe estudiarse una mejor programación. Hay demasiado alejamiento entre el Paisaje I y su reflejo en Paisaje 2, separados por el Concierto número 3 para violín, de Saint-Saëns, dos propinas de Paganini y el intermedio o descanso. Quizá sea pedirle demasiado a la memoria, cuyos mecanismos son fundamentales en el planteamiento de Aracil. Más acercados, se evidenciarían las relaciones, similitudes, diferencias y contradicciones, quedaría más clara la curva ascendente de complejidad y un instintivo y bien precisado crescendo de expresividad afectiva. Lo que hace 15 años eran Voces y Ecos ahora se torna reflexiva ordenación del recuerdo evocativo. El juego sensible de las perspectivas y el sueño de jardinería geométrica con imaginaria escenografía al modo del Hortus Palatinus de Heidelberg que pintara Fouquieres. Encuentro en los paisajes, como en otras páginas de Aracil, la secreta presencia poética de Juan Ramón hecha música, placer minucioso, encantamiento, carmen, que por algo los más recientes años de Aracil discurren en Granada. La lectura de los intérpretes, gobernados por Miguel Groba, fue suficientemente clara, aunque en esta primera audición no se agotase, ni mucho menos, el fluir de orfebrería aracilesco y la "sistematización de todos los rincones posibles" aludida por el Aracil estudioso de la estética a propósito de Kircher y su célebre Musurgia. El éxito fue grande sin que lo ensombreciera el asombroso virtuosismo de la violinista veinteañera Yi-Jia Shou, premio Sarasate de Pamplona. Como final, Les biches de Pulenc, con sus aires callejeros y populares franceses cruzados con el Ragtime, parecían un tanto groseros por mucha lírica de los años veinte que le echemos.

Orquesta de la Comunidad de Madrid Director: M

Groba. Solista: Yi-Jia Shou. Obras: Aracil, S. Saëns y Poulenc. Auditorio Nacional. Madrid, 5 de mayo.

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