Clases de europeísmo en la red

Una escena edificante. Niños franceses, alemanes y españoles escribían por turnos en el mismo panel en blanco, creando un documento común, en varias lenguas. Mientras tanto, conversaban y se contaban qué hacen habitualmente, cuáles son sus aficiones... Sólo que los franceses estaban en Vivonne, los alemanes, en Dillingen, y los españoles en Málaga, y si podían verse, hablar y compartir pizarra era gracias a Internet. Ayer se celebró el Día Europeo; esta curiosa conexión a tres bandas fue una manera nueva de festejarlo, en la que participaron la multinacional Intel -que ponía la tecnología- y las Escuelas Ave María -que ponían el sitio, los alumnos y el desayuno-. A media mañana se sentía un bullicio considerable en la sala, y eso que, en carne y hueso, sólo había tres chicas y un chico. Pero a través de la red llegaban las voces rodeadas de eco de otros muchos, los franceses del colegio Joliot- Curie. Por videoconferencia, Valerie explicaba, muy animosa y en un español muy correcto, que se levantaba cada día a las siete para ir al colegio, y que la asignatura que más le gustaba era la Historia. Luego preguntaba a Ángela Sierra cuál era su favorita. Mientras ella se lo pensaba, en francés, Antonio Cruz, director del Ave María, que andaba por allí supervisándolo todo, hacía sugerencias jocosas. "Dile que a ti no te gusta ninguna. Que lo mejor es no venir al colegio". Ayer no lo parecía. El ambiente era festivo, los niños estaban comunicativos, se divertían. "Esto es muy estimulante para ellos", contaba María del Carmen Serrano, la profesora de francés. "Cuando saben que toca videoconferencia, ponen más interés en las clases, se preocupan de ganar vocabulario y de pronunciar bien. Quieren hacerse entender". Y lo consiguen. En este colegio se organizan videoconferencias cada dos semanas. "Para practicar idiomas es muy útil, y también para poner cosas en común, para ver cosas que se hacen a mucha distancia como si estuviesen aquí a al lado", señalaba Antonio Cruz entusiasmado. No sólo se oían, también se veían unos a otros en una ventanita abierta a un lado de la pantalla. En la parte central estaba el pizarrón que utilizaban para componer una página web conjunta. Sergio Gómez, que manejaba el ratón con maestría, escribió unas palabras e hizo clic. Automáticamente el control de la pantalla pasó a otro operador, que cambió el sobrio color negro de las letras de Sergio por un arcoiris florido. Se iban turnando en el diseño. La página estaba presidida por un letrero que decía muy seguro: "somos europeos". Los que peor lo llevaban eran los alemanes del Albert Schweitzer Gymnasium, que tenían problemas de conexión y no acababan de entrar a gusto. "El Norte de África puede más que el Centro de Europa", se carcajeaba Cruz, mientras los chicos intercambiaban los nombres de sus grupos de música preferidos y descubrían con desmayo que el único que conocían todos era Ricky Martin. El resultado más palpable de esta cooperación internacional es una revista electrónica llamada Le cahier, (el cuaderno), a disposición de todos en la red. La dirección es hebergement.ac-poitiers.fr/c-vivonne/cahier.htm. Y es una publicación muy curiosa. Está pensada para que los alumnos aprendan a poner información en Internet. Este número contiene cuentos, artículos sobre la agricultura en la región de Poitiers, poemas sobre la vida y la muerte, descripciones de las fiestas de Málaga... Lo que haga falta para crear conciencia europeísta.