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Suárez aboga por el "progreso solidario" ante las amenazas de regresión

El ex presidente del Gobierno Adolfo Suárez abogó ayer en Sevilla por "un progreso solidario" que desbarate las "amenazas de regresión" que salpican el mundo en los albores del tercer milenio. Suárez dio una conferencia sobre La ética del progreso en la inauguración de unas jornadas de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA) dedicadas a la cultura. "O el progreso material se convierte en progreso moral o, como tantas veces ha ocurrido en la historia, el progreso se convertirá en pura regresión", advirtió Suárez ante cerca de dos centenares de personas.

El presidente de la CEA, Rafael Álvarez Colunga, abrió el acto, que se celebró en el Centro de Servicios Empresariales de la Cartuja, con un llamamiento a la vinculación entre la cultura y la empresa. "La cultura es un elemento fundamental para el progreso de los pueblos y es el núcleo más importante del Estado del Bienestar. La cultura y la economía deben formar un sólido matrimonio y converger en todos sus intereses", afirmó Álvarez Colunga. La consejera de Cultura, Carmen Calvo, intentó romper el tópico que separa de forma tajante los mundos de la empresa y la cultura. "Un artista es alguien que tiene que vivir de lo que hace y que genera empleo desde el punto de vista empresarial. Hay una zona fronteriza cada vez más grande de industria cultural", explicó Calvo. Pero fue Adolfo Suárez quien concitó la mayor atención del público, formado en su mayoría por empresarios y estudiantes. Colunga definió a Suárez como el "protagonista fundamental de la transición española". El ex presidente del Gobierno hizo girar su discurso en torno a un concepto que considera básico: el de la ética. El gesto de Suárez haciendo frente a un grupo de golpistas en 1981 le hace acreedor de poder usar la palabra "ética" sin mixtificarla como una cáscara vacía de sustancia. La valentía de Suárez al enfrentarse sin armas a varios guardias civiles rebeldes dio la vuelta al mundo como un ejemplo de dignidad y de nobleza. Es lógico que el antiguo líder de Unión de Centro Democrático remachara ayer, una y otra vez, la idea de que el progreso científico y material no conduce a nada sin progreso moral. "Una política sin contenido ético, sin ideal a realizar, no merece el nombre de política", explicó Suárez. "El progresismo es una actitud mental y moral abierta al progreso cultural y científico. Es una postura de optimismo ante la capacidad del ser humano para avanzar", continuó el ex presidente del Gobierno. "A la ética progresista le repugnan los fundamentalismos e integrismos. Es una ética que practica la más amplia tolerancia. Prefiere el acuerdo y el consenso a la imposición", agregó Suárez. A partir de este momento, el ex presidente centró su discurso en el carácter humanista que ha de marcar al progreso como una condición ineludible. "El progreso sólo alcanza su sentido cuando se pone al servicio del ser humano", indicó Suárez. "El ser humano es la medida del progreso. Los avances científicos son progreso si mejoran las condiciones de la vida humana", recalcó el ex presidente. El fin de la historia Luego, hizo un recorrido histórico desde la consolidación de la "idea de progreso" en la que bebe el mundo occidental -la obra de los enciclopedistas del siglo XVIII- hasta los enfrentamientos de Mayo del 68. Finalmente, Suárez recordó las teorías de Fukuyama sobre el fin de la historia. "Pero la historia sigue", puntualizó Suárez. "Las 225 personas más ricas del mundo poseen tantos bienes materiales como el 47% de la humanidad. La tensión entre el Norte y el Sur ha sustituido a la antigua tensión entre el Este y el Oeste", manifestó el ex presidente. Suárez dibujó un sombrío panorama en el que los prósperos países occidentales se ven rodeados por los países del Tercer Mundo. Fue entonces cuando el ex presidente abogó por el "progreso solidario". Si las puertas de las naciones ricas no se abren, los países pobres "pueden optar por los más peligrosos fundamentalismos" contra ese mundo occidental "que los ignora". "El progreso humano ha de basarse en la más ancha solidaridad", indicó Suárez. El ex presidente finalizó su conferencia con un recuerdo para un pasado no tan lejano: "Todos hemos sido subdesarrollados alguna vez". El público agradeció sus palabras con un largo aplauso. La jornada de ayer concluyó con una mesa redonda sobre cine y teatro en la que estaban invitados la dramaturga Ana Diosdado, el cineasta Benito Zambrano, el productor de cine Antonio Pérez y el director teatral Salvador Távora. Las jornadas, que se denominan La cultura, un compromiso empresarial, finalizan hoy.

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