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Un ingeniero de 22 años, acusado de los tres atentados de tintes racistas en Londres

La policía británica acusó ayer a David Copeland, de 22 años, de haber hecho estallar las tres bombas con clavos que sembraron el pánico en Londres en las últimas dos semanas. El presunto responsable de la cadena de atentados fue detenido el sábado en su domicilio. Scotland Yard encontró allí pequeños sacos de clavos y de metralla como los usados en las bombas y cree que el detenido actuó por su cuenta. "Operó solo y por motivos que le son propios", dijo la policía. Copeland, al que se acusa de haber causado la muerte de tres personas y más de un centenar de heridos, comparecerá hoy ante el juez. El primer ministro, Tony Blair, describió a los grupos neonazis como "las auténticas minorías" del Reino Unido.

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En menos de 48 horas desde la explosión de la tercera bomba de clavos en el pub Admiral Duncan, del Soho londinense, la brigada antiterrorista británica cree haber identificado al principal sospechoso de colocar este explosivo y los dos anteriores. David Copeland, ingeniero de 22 años, fue detenido en la madrugada del sábado en su domicilio de Farnborough, una pequeña y tranquila localidad de Hampshire, a pocos kilómetros de la capital. Durante el registro, los agentes localizaron material explosivo al tiempo que evacuaron a los vecinos en prevención de posibles represalias.Largas horas de intenso interrogatorio concluyeron en la tarde de ayer cuando Copeland fue acusado de asesinato y de causar explosiones con intención de poner en peligro la vida de civiles. Hoy por la mañana se espera su primera comparecencia ante un tribunal de magistrados de Londres.

Scotland Yard reconoció que ignora los motivos que desencadenaron la serie de atentados que mantienen en vilo a la población británica desde el pasado 17 de abril. Desde entonces han estallado en Londres tres bombas, que han causado tres muertes y más de un centenar de heridos.

Entre los tres fallecidos tras la explosión del viernes en el pub Admiral Duncan, en el corazón del Soho, se encuentran una mujer embarazada, de 27 años, y el padrino de su boda. El marido, Julian Dykes, permanece todavía hospitalizado y su estado es grave. Fuentes hospitalarias señalaron ayer que aún siguen ingresadas 20 víctimas de la campaña de terror, incluidas cuatro personas en estado crítico. De acuerdo con Scotland Yard, no existe un lazo obvio que enlace al principal acusado con los grupos de extrema derecha.

La aparente ausencia de pruebas no es suficiente, sin embargo, para descartar la relación de individuos de ideología neonazi con la cadena de atentados.

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La colocación de las bombas, en dos barrios con una fuerte presencia de población negra y asiática, respectivamente, y en un bar frecuentado por homosexuales, sugiere que las minorías étnicas y sociales son el objetivo de sus autores.

Expertos antirracistas insisten en que los grupos neonazis se organizan en la actualidad en células independientes sin conexión con organizaciones conocidas y, por tanto, infiltradas por los servicios secretos.

El primer ministro, Tony Blair, se sumó ayer a la repulsa general y aprovechó su presencia en una convención para denunciar la oleada de bombas. "Un ataque contra cualquier sección de la comunidad es un ataque contra todo el país. Cuando una bomba ataca a los negros y asiáticos, la buena gente del Reino Unido, de cualquier raza, clase y estilo de vida, se une en revulsión", señaló en Birminghan. Y continúo: "Las auténticas minorías, los genuinamente excluidos, no son los miembros de las diferentes razas y religiones, sino los racistas y los criminales violentos que odian esta visión del Reino Unido e intentan destruirla". El primer ministro prometió resultados en la lucha antirracista y gran determinación en la construcción de una sociedad "tolerante y multirracial". "Estamos defendiendo lo que significa ser británico. No ganarán", señaló ayer en Birminghan.

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